Buscaba paz, pero en lugar de eso, un remolino de emociones llegó con el.
A. A
Nathanael
Nunca creí que sentiría el verdadero terror pero ahora puedo sentir en carne propia la preocupación colándose por todo mi ser.
Manejo como loco en dirección al Instituto, una extraña sensación me embarga y no puedo dejar de pensar en ella.
Me notificaron que encontraron a una chica en el baño del Instituto, con diferentes cortes por todo el cuerpo, muy herida.
Pero eso no era lo que me preocupaba, sino la incesante sensación de que era ella.
Me bajo del auto corriendo y entró en el Instituto, tomo la dirección a los baños femeninos y el olor de mi mate se hace presente conforme voy avanzando.
Es ella.
Su olor mezclado con sangre hace que la mía hierva de sólo pensar que alguien le hizo daño.
Juro que voy a matar a quien le haya puesto un dedo encima.
Abro la puerta de golpe y el director pega un brinco en su lugar.
La enfermera me mira un momento y luego dirige su mirada a... Ava.
El cuerpo inconsciente de mi mate se encuentra en el suelo, siendo inspeccionada por la enfermera.
Me acerco a ella y la enfermera se hace a un lado.
—Ella estará bien alpha, sólo hay que investigar quien hizo
esta injusticia —dice ella.
Cierro los ojos con fuerza, la rabia hacia las personas que le hicieron esto se incrementa.
Abro los ojos de golpe y la tomo en mis brazos sin dudarlo.
—Alpha... Hay que curarle las heridas y...—menciona la enfermera.
—La llevaré a mi casa. Y quien haya hecho esto pagará por dañar a su futura luna—afirmo haciendo que ambas personas abran sus ojos como platos.
—¿Es... Su mate?—susurra el director Meyer.
Asiento y salgo rápido del baño, en dirección a la salida, marco el número de Yaenis, que es la que puede ayudarme.
—Que necesita mi hermano de mi?
Responde con diversión.
—llama a un médico rápido, prepara mi habitación—ordeno manejando.
—¿Que? ¿Que ocurre Nael?—pregunta preocupada.
—Alla te lo explico, has
lo que te digo.—termino y cuelgo la llamada.
Escucho un quejido y miro con preocupación a mi mate.
Espera Ava, ya casi llegamos.
(...)
—Los cortes no son profundos, sólo debe cambiar las vendas y beber mucha agua—dice el doctor saliendo de la habitación.
Mi cuerpo entero se relaja al saber que nada malo le ocurrió, por lo menos, nada grave.
—¿Porque se desmayó? Tengo entendido que nosotros somos lo suficientemente fuertes para al menos mantenernos conscientes ante la pérdida de sangre.
El doctor suspira.
—Lo que ocurrió, fue que no sólo la cortaron, también la golpearon, y la falta de sangre hizo que quedara inconsciente—explica y yo aprieto la mandíbula.
—Gracias—digo entrando a mi habitación.
El cuerpo de Ava yace en mi cama, mi hermana ayudó a cambiarla con ropa suya.
—¿Es tu mate?—pregunta su voz a mi lado.
—Lo es—respondo sin despegar la vista de ella.
Mi corazón martillea con fuerza en mi pecho, el alivio que siento no tiene precio, solo quiero abrazarla y quedarme con ella todo el tiempo.
Mi luna...
—¿La quieres?
—Desde el momento en que la vi.
—Entonces no la decepciones Nael, ella es la única oportunidad que tienes para ser feliz.—dice haciéndome fruncir el ceño—Para cualquier lobo, ser feliz sin su otra mitad es casi imposible. Así que entiende eso.—aclara.
Asiento comprendiendo y ella curva una sonrisa.
—Que felicidad, ahora tengo cuñada.
Sonrió compartiendo su alegría, pero entonces recuerdo a alguien a quien no le va a gustar en absoluto.
Ava.
Despierto sintiendo todo mi cuerpo palpitar. Parpadeo al abrir los ojos para acostumbrarme a la luz y noto que no estoy en mi habitación.
Empiezo a desesperarme pero entonces los recuerdos llegan a mi mente dándome lucidez.
¿Donde rayos estoy?
Miro a mi alrededor escaneando la hermosa habitación en la que estoy, Esta es de colores oscuros y varoniles.
Olfateo el ambiente y el olor de mi mate esta por todos lados.
Ay no...
Miro en dirección a la puerta al escucharla y abro los ojos como platos al verlo frente a mi.
Sus ojos verdes me miran con atención y muestran... ¿Preocupación?
Seguro me estoy volviendo loca.
—Hola—saluda sentándose a mi lado.
Escaneo su vestimenta con atención, trae puesta una camiseta negra y una chaqueta de blue jean escondiendo sus bien trabajados bíceps, también un pantalón color n***o y unas tenis del mismo color, sin embargo se ve perfecto, su cabello cae despreocupadamente en su frente y sus ojos verdes no quitan su vista de mi haciendo que me sonroje notablemente. Desvío la mirada intentando ocultarlo sin embargo, lo nota.
—Hola—respondo mirándolo.
El curva una ligera sonrisa al escucharme y dirige su mano a mi mejilla.
—Que bueno que estás bien—dice con alivio.
Asiento agradecida y abro la boca para hablar pero la cierro al no saber cómo preguntarle su nombre.
Talvez un: ¡Oh! Olvidé tu nombre, ser destinado a mi.
No sería lo más adecuado.
No seas tonta. Hablale normal.
—Ehhh... Yo... Ummm.... ¿Cual es tu nombre?—pregunto sintiendo mis mejillas aún mas acaloradas.
El sonríe con diversión.
Oh si, claro, burlate.
—Nathanael Black, a sus servicios bella dama—responde con gracia.
—Umm... Gracias por curarme—menciono al ver las vendas en mi cuerpo.
Frunzo el ceño al ver que estoy vestida con ropa que no es mía.
—Es de mi hermana—aclara al ver mi confusión.
—¿¡Tu me cambiaste!?—pregunto alarmada.
El ríe y niega.
—Fue mi hermana.
—¿Donde estamos?—pregunto y el alza las cejas.
—En mi casa, más concretamente, en mi habitación —abro los ojos como platos y el suelta una risita.
¡Se ríe de mi!
—Tengo que irme, mi madre se preguntará donde estoy...—digo levantándome.
Y arrepintiéndome en el intento.
Auch.
—No te esfuerces—dice ayudándome.
—¿Cuanto tiempo tengo aqui?
El mira su reloj y me mira de regreso.
—Unas... Seis horas—dice tranquilamente.
—¿¡Que!? Llevame a mi casa, Spencer me va a matar—chillo caminando hacia la puerta con su ayuda.
Minutos después ambos estamos frente a su auto, el abre la puerta para mi y me ayuda a sentarme con cuidado.
—No estoy invalida—espeto alejándolo.
El frunce el ceño pero cierra la puerta sin decir nada más.
Relajate pulga, te acaban de dar una golpiza.
Sino estuviera prohibido, te hubiera dejado salir para que las masacraras.
Obvio, a mi no me fueran dejado inconsciente.
¿Porque no puedo tener una vida normal y tranquila?
(...)
El camino a casa fue silencioso, sin embargo, al llegar Nathanael, alias, súper héroe, me ayudó a salir y acompañó a la puerta.
Mis nervios estaban empezando a florecer al saber que mi linda familia me esperaba al otro lado de la puerta.
Ellos... Eran intensos cuando querían. Aunque sabía que se preocupaban por mi.
Tocamos, ya que no se donde esta mi bolso, mis llaves y... Todo en general.
Y segundos después la puerta es abierta por... Spencer.
Mi hermano suspira con alivio pero cuando mira las vendas por todo mi cuerpo aprieta la mandíbula y mira a mi acompañante.
—Ava, estaba preocupado, ¿Que ocurrió?—pregunta cargándome.
Siento como Nathanael se tensa y mira atentamente a mi hermano.
—Spencer el es el hijo del Alpha, Nathanael —digo señalándolo.
El le da una mirada seria y extiende su mano libre.
—Spencer Adams, su hermano.
Se presenta apretando la mano del Alpha.
Oh no, esto se pondrá feo.
¡Uy! Sigan leyendo ?❤?