Mi mente cada tanto se iba a Sia, nuestros ratos juntos y los divertidos momentos a su lado. También los malos momentos, la vez en la que tuvo una leve sobredosis de LSD, cuando casi pierde su carrera por un maldito profesor enfermo e incluso las tontas discusiones con sus padres que la hacían llorar. Era una chica genial y creo que siempre me dolerá el que ya no este. Recibí un cheque por correo con la cantidad de $3.800, sin nombre ni remitente, sólo con un sello. M.R. Sí, la chiquilla se hacía responsable. No hacía falta que lo hiciera dado el hecho que el mismo día del entierro arreglé la camioneta con el mecánico de la familia. Pero ya qué. Llegamos a la sede y SUBRUT se leía con sus elegantes letras junto a tres de las vans equipadas V.I.P que se utilizaban parqueadas en el frente,

