REVELACIONES

1319 Palabras
↠SERGEY↞ Me encuentro en una aburrida cena familiar, atrapado por la familia de mi prometida, me toco asistir por obligación, después de una charla sin interés y ver los coqueteos de ella hacia mí, siento que vivo esto una y potra vez, he perdido todo interés. —Espero que pronto sea la ceremonia matrimonial. —Expresa el padre de Shura. —Si papito, ya lo hemos hablado con mi prometido. —Eso espero, quiero ver una fecha pronto. —Me bebí tranquilamente el vino de mi copa sin tomarle importancia. Le urge a esta familia amarrarme, tendré que investigar que hay de tras de todo esto, estoy sin decir una sola palabra, Shura es la que termina dando las respuestas, no las confirmo, pero tampoco las niego, no quiero entrar en conflicto con ellos. Mi celular vibra, pido disculpas para atender la llamada, el portero del condominio me dice que una mujer con un casco de carrera quiere entrar a mi Apartamento, le digo que la deje continuar, de seguro mi hermano cumplió con lo que le ordene. Regreso a la reunión y les digo que estoy cansado de que me retiraré, ellos se despiden, Shura como es costumbre se me pega como un adhesivo. No digo nada porque no quiero levantar sospechas, es una familia muy meticulosa. —¿Qué quieres Shura? Sabes lo que quiero, tenemos días no estar juntos. —No estoy de ánimos. —Solamente te acompañaré un rato, a menos que las cosas se calienten. Ojalá esa mujer sea inteligente y se logre ocultar, entramos al apartamento sondeo con la mirada todo el lugar, solo hay dos lugares que se puede ocultar muy bien mi armario y el área de lavado. Shura no pierde el tiempo, en eso miro las rejillas abrirse y cerrarse sé dónde ella se ocultó, Shura hace su mejor esfuerzo, pero no me siento excitado, después de un rato hago que ella se vaya, me costó, pero al fin ella se fue. Al decirle que salga hay un momento de silencio al final termino saliendo, ella me reta a una pelea es muy interesante, aunque ella sea ágil, no se compara con mi fuerza. Ella me pide que dé el primer movimiento, tengo la técnica perfecta para frenarla. —Espero que me des una buena pelea. —Eso mismo digo. Trato de tomar sus manos, sin embargo, como lo deduje ella es ágil logro esquivarme, la chica tiene talento. Me da dos buenas patadas, que mi pierna quiere ceder, trato de estar a la defensiva sin lastimarla. Ella comete un error no midió la fuerza, quiere hacerme una llave sujetándome del cuello esta es mi oportunidad. Le tomo de ambas manos y la aprisiono entre la pared y mi cuerpo. —¡Suéltame! —Grita y trata de soltarse —Ríndete. —Jamás. Subo su mano un poco más a modo de causarle algo de dolor, ella resiste la presión que estoy dándole, esta posición es dolorosa, ella lo soporta, no se dará por vencida si no la presiono. Abro sus dos piernas ella hace una maniobra para soltarse por poco lo logra, pero gracias a que soy más fuerte que ella la mantengo inmovilizada. —Ríndete, seré bueno contigo. —No quiero que seas bueno, no me rendiré. —Entonces voy a descubrir quien se esconde detrás de ese casco. —No te atrevas eso no fue lo pactado. —Entonces ríndete. —No lo haré. —Esta mujer quiere un poco de presión. Con mucho esfuerzo le quito el seguro al casco, baje un poco la guardia al lograrlo ella se libra de mí, no obstante el casco sale volando por los aires, es tan rápida que se mete debajo de las sabanas de mi cama. —¿Qué haces? —No te atrevas a quitarme la sabana, juro que te mataré. —Suelto una carcajada, no voy a negar que ella me ha dado pelea, sin embargo, no es rival para mí. —Sal de ahí, hablemos como personas civilizadas. Te gané nena. —Solo porque perdí mi casco, de lo contrario estarías derrotado. —Ella sabe cómo hacerme reír. —No tengo mucha paciencia, sal de ahí, o voy por ti. —Espera. —Ella se sienta en la cama cubriéndose con la sabana como si de un fantasma se tratara—Primero júrame algo. —No juro, pero te puedo prometer eso dependerá. —¡Dependerá! ¿Qué quieres decir? —Yo decidiré si cumplo o no mi promesa, ahora tú estas en desventaja, crees que te dejaré salir de aquí sin saber quién eres. —Eso es trampa. —Tómalo o déjalo. Sin embargo, de aquí no sales. Ella se pone de pie me pongo en guardia ella nada más mira por dónde camina, no lo que tiene enfrente, la tomo de la cintura tumbándola en la cama, la encierro con mis brazos y el peso de mi cuerpo. —Entonces lo haces a voluntad o yo revelo tu identidad. —En eso ella toca dos veces mi mano, eso significa rendirse, me levanto, dándole su espacio. —Espero no le digas nada a mi hermano. —Me quedo sin palabras cuando ella se revela. —¡Maldición! ¡Carajos! Eres tú. —Camino de un lado a otro— Chiquilla como es que sabes hacer todo eso. —Lo aprendí en España, mi hermano no sabe nada, no le digas nada. —Aún no me la creo, ¿Qué demonios hiciste con tu cabello? —En la reunión lo vi largo ahora está corto, por eso no la reconocí. —¡Ah! Eran extensiones, este es mi verdadero cabello. —Ella de inmediato se me acerca, toma mis manos— Prométeme que no se lo dirás a mi hermano, si se entera me encerrara de por vida. Mi amigo reacciona al acercamiento de ella, de inmediato me pongo de pie busco mi pantalón, es una vergüenza que ella mire mi erección. Al parecer no se dio cuenta de porque me apresure a ponerme el pantalón. —Con una condición. —Ella tiene que estar bajo mis órdenes, esta chica me será muy útil, si ella acepta no la dejaré escapar de mí tan fácilmente. —¿Qué condición? —Se sienta en la cama con confianza, ella es muy despreocupada. —Que tendrás que hacer todo lo que yo diga sin cuestionarme. —Ya dije sin sexo, eso no lo hago con nadie. —Aclaro mi garganta al oírla decir eso sin una pizca de vergüenza alguna, lo digo por la edad que ella ha de tener. Ella me será útil en algún momento. —No obligo a nadie, ellas solitas se entregan. —Ella se pone de pie, recoge su casco se lo pone. —Perfecto, entonces no hay problema. Me voy mi hermano se puede enterar de que no estoy en casa. —Tan cuidadoso que es David que su propia hermana le juega la vuelta. —Te llevo, no es bueno que andes tan tarde en la calle, una pregunta ¿Mi hermano sabe tu identidad? —Si, él me descubrió el día de la cena, por eso tardamos porque me costó convencerlo de que no dijera nada. —¿Cuál fue el arreglo? —Mi hermano es muy persuasivo espero no la hay tocado. —Me obligo. —A que demonios la obligo— A correr sus autos. —¡Ah! Eso, de hoy en adelante si no quieres no corres, es muy peligroso. —Le dices eso a la chica que te gano. —¡Maldición! Qué vergüenza que esta mocosa me haya ganado. —Por lo menos avísame, cuando lo hagas. —Esa eso es parte del trato. —Si lo es. —Está bien. —Me hace un ademán de soldado. Su cuerpo de mujer, pero su mentalidad es de una niña, esta chica me confunde.
Lectura gratis para nuevos usuarios
Escanee para descargar la aplicación
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Autor
  • chap_listÍndice
  • likeAÑADIR