Capítulo 1
Diez años después…
- ¡Jelly! ¡Despierta! ¡Primer día de clases!
Rayos… este día al fin llegó ¡Mátenme! Quisiera quedarme en casa o ir a la fábrica de pasteles de mamá a armar cajas rosadas todo el día, cualquier cosa menos ir a la escuela. Quito las sábanas de encima y suelto un suspiro. Me calzo las pantuflas y camino hacia el baño, amo tener mi propio baño, pero en un día como este, eso no me hace sentir mejor. Lavo mi rostro y me miro al espejo, me parezco mucho a mi mamá, excepto por los ojos, esos son los de mi padre, tan azules como el cielo, o eso dice mamá. Vuelvo a suspirar, otro año más de escuela y aún me faltan muchos otros, porque apenas tengo catorce. Envidio a Jaden, él ya tiene veinticuatro años y vive en Londres con tía Ángela, mi hermano administra las tres pastelerías que tiene mi mamá en Londres. Otro suspiro, estoy batiendo mi record de suspirar en la mañana.
- ¡Jelly!
Esta vez es mi padre desde el primer piso.
- ¡Ya voy! - contesto, vuelvo a soltar un suspiro – ¿Dónde dejé mi cuaderno?
Miro a todos lados ¡Sé que lo dejé encima de mi escritorio! Rayos… ¿Dónde lo escondí esta vez? Me agazapo contra el suelo y comienzo a buscar debajo de mi cama, moviendo mis zapatos y peluches ¡Aquí está! Mi preciado cuaderno de Cupcake, tengo como unos diez, la pastelería de mi mamá los vende como parte de la mercadotecnia ¡Y son tan monos! Lo meto en mi mochila, no puedo salir de casa sin él, uno nunca sabe cuándo le puede llegar la inspiración para una buena historia.
- No, la entrega de ese pastel es para la próxima semana y necesito que los nuevos decoradores estén entrenados – mi mamá habla desde su iPad con mis tíos – Es importante, es para la inauguración de la nueva ala del ayuntamiento
- Lo sé, pero no creo que pueda entrenarlos tan rápido – espeta tío Charles, me siento en la mesa y tomo la caja de cereal - Necesitan ir a Jersey y que los de Jersey vengan a New York, ellos ya están entrenados
- Los de Jersey no van a querer conducir hasta aquí
- Lo mismo le dije – oigo la voz de tía Rebecca – Pero no me hace caso
- La culpa la tiene Recursos Humanos, contratan a gente incapaz y por eso terminamos con otro desastre como el Atlantic City
Sonrío ante las palabras de tío Charles, el pastel quedó hecho pedazos en esa ocasión ¡Triza! ¡Una ruina! ¡Todo un piso se vino abajo! Felizmente lograron solucionarlo o de lo contrario hubieran perdido un dineral… además se rompió una batidora industrial...
- Papá – alzo la mirada, me causa dolor de estómago escuchar esa voz – Ya me voy a la escuela
- Ok, cuídate – dice tío Charles – Susan, sé razonable, necesitamos gente verdaderamente capacitada
- Capacítalos Charles, la decoración es tu área
- Adiós cariño – oigo a tía Rebecca hablándole a su hijo – Cuídate mucho
- Bueno, lo solucionamos en la oficina, voy a desayunar con mi hija
Sentencia mamá.
- Tenemos que terminar cinco pasteles, no lo olvides
- Ya sé Charles, lo tengo anotado en todas las agendas
- Y debemos de decirle a Lucy que la próxima semana les haga el examen médico a los nuevos empleados
- Charles, tu hijo se acaba de ir y apenas le has hablado por seguir hablando de pasteles – mamá toma su uniforme rosado y se lo coloca – Hablamos en la oficina
- Está bien – escucho un suspiro de derrota en mi tío – Supongo que también desayunaré… o mejor desayuno en la oficina, hay como quinientas galletas que tengo que rehacer porque esos inútiles no saben decorar…
- De acuerdo – mamá se ríe – Adiós Charles
- ¿Problemas en Ponilandia?
Pregunta papá, vuelvo a sonreír.
- Charles se vuelve muy intenso cuando se contrata nuevo personal, pero pronto vamos a abrir otra tienda aquí en New York y otra en California, está estresado
- Pobre Rebecca
- Pobre Jasper
Miro a mi mamá, es incómodo oír ese nombre.
- Mmm…
Es lo único que dice papá.
- ¿Solo eso vas a comer?
Pregunta mamá, mirando mi tazón de cereal de hojuelas.
- Sí, no tengo mucha hambre
Admito.
- Mmm… bueno, no es como que haya cientos de cupcakes de desayuno en el mesón – me encojo de hombros - ¡Por Ponilandia! – el teléfono de mamá comienza a sonar - ¡Este hombre es imposible!
- Calma cielo – le tranquiliza papá – Recuerda que es tu socio y no lo puedes hornear
- A veces quisiera hacerlo
- Ya sabes que ningún decorador cumple con sus expectativas… ninguna excepto Jin… - mamá asiente – Pero bueno, la hija de Chris ya no puede trabajar en la pastelería
- Extraño cuando todos ustedes trabajaban en la pastelería
Mamá acaricia mi cabello, la miro con una ceja alzada ¿Esta mujer es mi madre o fue cambiada por un robot con recuerdos alterados? ¡Fui yo la que provocó el desastre de Atlantic City! Y me regañaron a tal magnitud que no he podido pisar la pastelería desde entonces ¡Ni siquiera para comprar algo!
Mi mamá y tío Charles son los dueños de una pastelería llamada “Dulces y Caramelos” ¡Fue un boom! Literal un boom. Pasaron de ser una pastelería de esquina nada reconocida, a uno de los lugares más visitados en Nueva York ¡Todo el mundo ama los pasteles de “Dulces y Caramelos”! Cuando era pequeña amaba ir a la pastelería con mi mamá, verla a ella y a los demás empleados hacer pasteles tras pasteles, y a tío Charles con los otros decoradores, haciendo hermosas flores de azúcar o muñecos de chocolate. En el verano pasado, cuando cumplí trece años, le pedí a mamá trabajo ¿Qué mejor que trabajar en el negocio de tu madre? En teoría nadie debería de meterse contigo ¡Pero fue horrible! Me colocaron en el área de pastelería, no sirvo para la decoración y tengo tantas habilidades sociales como una estatua, así que atención al público no era lo mío. Jamás creí que tres horas al día haciendo pasteles iba a ser tan difícil ¡Tienes que hornear a lo loco! Hacer masas, cortar galletas, hornear pasteles ¡De todo! Y evitar quemarte. Fue el peor verano de mi vida… luego sucedió el desastre de Atlantic City y heme aquí.
- ¡Por Ponilandia! – exclama mi papá - ¿Esa es la hora? Ya me tengo que ir - toma su portafolio y se levanta – Adiós mi amor, adiós Galletita
- Chau
Es lo único que digo, papá se va.
- Jade vendrá a recogerte – me recuerda mamá, asiento – Aún no sé cómo es que esa niña puede conducir si aún no cumple los dieciséis
- Es el poder del dinero – contesto, mamá sonríe – Y tío Jordan tiene mucho de eso
- Sí… supongo – se encoge de hombros - ¿Por qué no vuelves a trabajar en la pastelería? – pregunta de pronto - Jade trabaja en atención al cliente
- Atlantic City
Le recuerdo, mamá suelta una risita.
- Ay… Jelly…
- Mamá, rompí una batidora industrial y destrocé un pastel que se demoraron tres días en construir
- Bueno, ignora lo que dije
- Ya lo ignoré
Mamá no insiste, me alegra.
- ¡Oh! – mamá exclama, sacando su teléfono – Santos Chocolates, tu tío Charles me va a sacar canas – se ríe – Creo que mejor me apresuro a ir a su encuentro… antes de que le lance glaseado a otra ventana…
- Mejor a las ventanas que a los empleados
Mamá asiente a mis palabras, tío Charles es capaz de todo cuando regaña a los ineptos empleados.
- Hija, ya me tengo que ir – mamá acomoda mi cabello – Esperas a tu prima
- Sí
- Te quiero mucho, ven aquí – me abraza – Y hay una caja surtida de “Dulces y Caramelos” en tu lonchera
- Mamá… ya estoy grande para loncheras en forma de cupcake…
- ¿Entonces te compro una lonchera de adulta?
Me mira con una ceja alzada.
- No, déjame con mi lonchera en forma de cupcake
Ambas reímos.
- Te quiero
Repite.
- Yo también – nos abrazamos, su teléfono vuelve a sonar - ¡Por Ponilandia! ¡Charles! ¡Ya estoy yendo!
- ¡Apresúrate!
Escucho la voz de tío Charles, comienzo a reír, mi tío es muy apasionado de la pastelería.
- Ya me voy hijita
- Adiós mami
Mamá toma su bolso y sale de la casa. Suelto un suspiro, la casa se llena de un profundo silencio. La mayor parte del día estoy sola en casa, lo cual está bien para mí, no me molesta la verdad, mis padres son muy melosos con nosotros, tienen un extraño trauma con los hijos abandonados y menospreciados, así que no tengo ningún problema con quedarme sola en casa sin mis padres. Mi problema es… el silencio… o quizá la falta de compañía, pero no familiar exactamente, la falta de compañía de más voces, compañía que no son mis padres o mi hermano. Quisiera ver a mi prima con más frecuencia, pero desde que comenzó a trabajar en la pastelería, nuestras tardes de chicas se han visto reducidas. Extraño la compañía de personas que ya no veo… aunque… en realidad… creo que ellos no me extrañan a mí…
Tomo mi teléfono, veo las noticias, la princesa Sue tuvo una exhibición de equitación, ya no queda ningún rastro de la pandemia de hace veinte años y Zoe Clark[1] lanzó un nuevo álbum llamado “Ojos azules”. Entro en YouTube, coloco el nombre de la canción, ruedo los ojos, claramente habla de mi hermano, esa mujer no cambia a pesar de ya estar en sus cincuenta, pero qué puedo decir… al fin y al cabo tenemos los mismos ojos. Dejo mi cabeza caer sobre la mesa, hubo una época en mi vida en la que podía reírme de las canciones de Zoe Clark con más personas, ahora solo puedo burlarme de ellas con Jade… escucho el claxon de su auto…
- ¡Holi boli!
Saluda mi prima desde su auto.
- Hola
Entro en el flameante auto n***o de Jade, ella lo pone en marcha sin esperar.
- ¿Lista para el inicio de clases?
- ¿Alguna vez lo estaré? – contesto, abrazando mi mochila – Cada año es lo mismo…
- Ay Mermelada… debería de verle el lado alegre a la vida
- Dime cual es y lo veré
Bromeo, Jade solo niega con la cabeza sin perder su sonrisa. Mi prima siempre está sonriendo, nunca la veo seria ¡Y es muy escandalosa! Pero así la quiero. No es que yo sea pesimista, es solo que soy más calmada que ella, no hago fiesta por cualquier cosa en esta vida, Jade en cambio, ella se alegra hasta porque el viento sopla.
- ¡Oh! ¡Mira! ¡Esa nube tiene forma de conejo!
- Jade, mantén la vista en el camino
Le ruego, ese es el lado malo de la personalidad de Jade… nos vuelve propensas a accidentes. Como cuando estábamos en un parque de diversiones y Jade persiguió su globo con helio por todos lados y se estrelló contra… contra… ¿Con quién fuimos aquella vez al parque de diversiones? Wow… no lo recuerdo.
- ¿Cómo va tu nueva historia? – pregunta de pronto – Estoy esperando tu actualización como psicópata acosadora
- Pues… - jugueteo con la correa de mi mochila – Bien… supongo – sonrío – Estoy dudando entre hacer que mi personaje se enamore o no
- ¿De ese personaje nuevo? – asiento - ¡Sería genial! ¡Yo ya los shippeo! ¡Soy totalmente su fan!
- Sí, tú y muchas otras que leen mi blog
- Mi prima es una famosa escritora
Suelto una risita.
- Ya quisiera… - abrazo mi mochila – Me encantaría ser como Mily Wu… ser una escritora famosa… una de verdad…
- Amo los libros de Mily Wu – asiento a las palabras de Jade – Y tú tienes igual de talento que ella, incluso más – vuelvo a soltar una risita – Y tienes la ventaja de que Zoe Clark podría sutilmente decir en alguna entrevista que lee tu blog – ruedo los ojos – Sabes que ella haría cualquier cosa por sus lindos nietos
- Shhh… firmamos un acuerdo de confidencialidad ¿Recuerdas?
Ambas reímos, siempre nos vamos a burlar del hecho de que una cantante ganadora de no sé cuántos Grammy, es mi abuela biológica y cómo el mundo no lo sabe. Supongo que, burlarnos, es la única forma que tenemos en mi familia para hacer más llevadero ese dato secreto. En fin… se supone que no debo de hablar de eso, mi familia entera tuvo que firmar un acuerdo de confidencialidad. Por otro lado, Zoe Clark promociona cada que puede la pastelería de mi mamá y me da regalos, regalos muy caros, así que no me puedo quejar.
- ¿Sabes qué es lo mejor de este año?
Pregunta Jade de repente, con una sonrisa petulante en el rostro.
- ¿Qué?
La miro.
- Que Jin no estará
Contesta sin borrar la sonrisa de su rostro.
- Oh… - es lo único que se me ocurre decir – Cierto… - frunzo el entrecejo – Lo había olvidado, se graduó…
- ¡Sí!
Celebra Jade.
- Ni me acordaba… - me encojo de hombros – Hace miles de lunas que dejamos de hablar con ella
- Por suerte… - mi prima rueda los ojos - ¿Ya olvidaste lo que nos hizo la última vez que intentamos hablar con ella?
- No…
- Pues yo sí, y fue humillante…
Esboza un puchero y frunce el entrecejo. Retiro lo que dije sobre Jade. Existen muy pocas razones que hacen que mi prima no sonría, y algunas de esas razones son personas, principalmente Jin.
Es algo extraño, cuando éramos más pequeñas, Jin solía ser muy amiga nuestra. Ella es la hija de una de las mejores amigas de mi mamá, así que hemos crecido juntas. Mis padres conservan una estrecha y exclusiva amistad con sus mejores amigos de la escuela, por lo que los veo casi a diario, y sus hijos también solía verlos a diario. Sin embargo, con el tiempo, supongo que nuestra amistad con ella no era tan estrecha, porque dejó de hablarnos a Jade y a mí… y nosotras le dejamos de hablar a muchos otros…
- Lo único malo es que esto le dará más material a Raymond Adams… - ruedo los ojos – Dios… como odio a ese chico
- Ya somos dos
- Es que… ¿Cómo alguien tan antipático puede ser popular?
- Ni idea
En toda escuela hay un chico popular, en la nuestra es Raymond Adams, un chico alto y moreno, jugador de básquet y… novio de Jin. Es el típico chico “Alma de la fiesta” “Si yo no voy es porque tu fiesta es un fracaso”, es amigo de todo el mundo, desde las personas que dirigen el periódico escolar hasta la señora de la cafetería ¡Es amigo de todo el mundo! Bueno… no de todo el mundo, supongo que tiene un límite hacia abajo en la pirámide del estatus social escolar, porque jamás le he visto entablar una conversación o si quiera saludar a personas del club de historietas o de matemáticas. Lamentablemente para nosotras, estamos en ese grupo de gente con la que él no se relación, más un plus, a nosotras, si osamos tropezarnos con él o si quiera hablarle, nos trata cual Danny a Sandy, dejando muy en claro que no nos conoce y que no volvamos a hablarle, es como si se avergonzara de nosotras… lo cual es raro porque cuando éramos niños prácticamente vivía en mi casa, su mamá era una sirvienta en la propiedad de al lado, y él solía entrar a mi jardín a jugar conmigo y mi prima… y los demás hijos de las amigas de mi mamá.
- Bueno… - suelto un suspiro - ¡Ey! Ya falta poco para tu cumpleaños
- Cierto
Jade sonríe.
- ¿Qué harás este año?
Pregunto con interés, mi prima siempre pide cosas locas por su cumpleaños. Ella tiene suerte de tener un padre que está loco por ella, la consciente en todo, en el buen sentido, creo que la única razón por la cual Jade no es una malcriada es por mi tía Mindy. Ojalá mis padres fueran así, pero ellos no son de conceder caprichos extremos como un pony teñido de morado o un yate que no puedo navegar, no… ellos solo me compraron una bicicleta y un teléfono ¡Y tienen dinero! No somos tan ricos como Jade, pero una fiesta en un yate no nos dejaría en la inopia. En fin… igual soy feliz con lo que tengo.
- Ni idea – contesta – Ya he hecho de todo y no se me ocurre nada
- Bueno… son los dieciséis – me llevo una mano a la barbilla - ¿Y si haces una fiesta como todo el mundo?
- No soy de fiestas – me recuerda – Preferiría sobregirar la tarjeta de crédito de mi papá
- ¿En golosinas como la anterior vez?
- ¡Obvio!
- O en otros pases VIP Acceso Total a un concierto de The Knights[2]
- Ya están viejos, pero siguen siendo tan guapos
- ¡Sí!
Ambas reímos, somos unas fanáticas empedernidas.
- Pero en fin… - Jade hace un puchero – No sé qué haré este año… supongo que la decisión la dejaré para última hora
- Bueno
Volvemos a reír.
- Escuela, dulces escuela
Jade se estaciona, de pronto siento una presión en el estómago. No tengo muchos amigos, no tengo ninguno a decir verdad ¡Mi única amiga es Jade! Pero ella es dos años mayor que yo, lo que significa que estaré sola hasta la hora del almuerzo y de ahí hasta la hora que terminen las clases ¡Durante todo el año escolar! No sé cómo es que sobrevivo, porque en serio me aburro en las clases al no tener a nadie con quien conversar ¡Pero es que soy pésima intentando hacer amigos! Es como si no tuviera nada en común con nadie que no sea Jade, y tampoco es que tenga tantas cosas en común con ella ¡Pero es la única persona que tengo! Aish… por lo menos tengo mis cuadernos de cupcake para hacer más llevadero las horas de silencio, mis mejores novelas son las que escribo durante las clases.
Entramos en la escuela, nuestros casilleros están juntos, tío Jordan dona una gran cantidad de dinero a la escuela para que esto y otras cosas sean posibles para ambas… creo que esa es una de las razones por las que no consigo amigos ¿Quién querría ser amiga de una chica que puede saltarse gimnasia solo porque su tío le paga a la escuela? Wow… nunca había unido esos puntos ¡Que gracioso! En fin… ¿Qué estaba diciendo? Dios… debería dejar de divagar y prestarle atención a lo que Jade dice, algo sobre abusar de su poder de “Única sobrina de la jefa” para hacer lo que se le pegue en gana en la pastelería solo porque tío Charles y mi mamá se lo permiten… como llevarse toda una tarta de manzana para ella sola y no pagarla. Si sumara todas las “Muestras gratis” que se ha llevado Jade del trabajo, estoy segura que podrían abrir otra sucursal. Es que, en serio, cuando se trata de pasteles, Jade se transforma, le encanta el dulce y lo come por montones ¡Y sigue delgada! A veces, en serio, a veces, envidio a mi prima y…
- ¡Ay!
Me giro, Jade ha chocado con un chico de piel morena enfundado en ropa de diseñado… cortesía de su “Suegra”, mi tía Tabatha.
- Lo siento, no te vi
Se ríe, yéndose junto con su séquito.
- Que sutil forma de decirnos que somos “Invisibles” para él
Digo, recogiendo la mochila de mi prima.
- Y, aun así, parecer la persona más amable del planeta
Jade rueda los ojos, yo asiento.
- ¿Y viste lo que llevaba puesto?
- Sí
Jade abre sus ojos al máximo en señal afirmativa.
- Espero que él esté con Jin porque realmente la quiera, no porque su madre sea una diseñadora de modas famosa y le regalen la ropa de las temporadas pasadas
- Ni idea – Jade abre su casillero – Y tampoco me importa – lo cierra – Ese es su problema, no el nuestro
- Bueno…
- Jin y Raymond no nos hablan desde que teníamos diez años
Me recuerda.
- Ocho… yo tenía ocho
- Como sea, Mermelada… - me dedica una mirada severa, Jin no es un tema que le agrade a mi prima – Ellos son despreciables y preferiría disfrutar de mi primer día de clases y no lo podré hacer si sigo hablando de esos dos
- Tienes razón, lo siento…
- Descuida – me sonríe – Bueno, será mejor que nos apresuremos al auditorio y consigamos buenos asientos antes de que…
- Hola
Un chico de mirada seria aparece ante nosotros.
- Hola… Samuel…
Saluda mi prima, mirándolo a él y de nuevo a mí.
- Hola Sam
Miro a mi prima ¿Y ahora cómo nos deshacemos de este? Todo el tiempo ¡Todo el tiempo! Este chico hace esto. A veces se aparece de la nada y nos saluda ¡Solo eso! Nos saluda, no entabla una conversación ni participa de la que tengamos ¡Nada! Solo se queda parado a nuestro lado ¡En silencio! Sin emitir ni un sonido ¡En silencio! Es desconcertante, muy desconcertante ¿Por qué lo hace? ¿Por qué lo sigue haciendo? A veces es con nosotras, otras veces con el club de historietas ¡Hasta hace eso con Raymond y su séquito! Y ninguno le dice “Ey… Sam ¿Podrías ir a ser raro a otra parte?” ¡Nadie! Y es que Samuel deambula por la escuela como un alma errante que busca su lugar, pero sin esforzarse realmente en encajar. No entiendo por qué lo hace y supongo que nunca lo entenderé.
Samuel Kavanagh es hijo de tío Jonathan y tía Lilavati Balakrishnan… Lila para la familia. Cuando éramos niños solíamos jugar con él, pero un día de buenas a primeras dejó de venir a casa o a la de Jade, prefirió quedarse solo ¡Porque realmente lo está! En todos estos años, nunca lo vi con un solo amigo ¡Jamás! Siempre está solo. Pero repito, no entiendo por qué lo hace y supongo que jamás lo entenderé, y así estoy bien.
Samuel se va sin decir una sola palabra como siempre. Jade lo ve, es tan extraño lo que hace… ¡Ya Jalea con patas! ¡Deja de pensar en ese fantasma del pasado! Es mejor seguir con mi vida y dejar de pensar en la de los demás.
Mi prima y yo caminamos hacia el auditorio, es mejor apresurarnos antes de que se ganen los mejores asientos, los que están justo en medio de las gradas, lo suficientemente oscuro y lejos de los profesores como para poder dormir o estar en el teléfono mientras el director habla ¡Ah! Me espera una hora aburrida y de ahí las clases. No quiero entrar en mi primera clase, y no porque sea matemáticas ¡Sino porque estaré sin Jade! Quisiera ser tan segura como ella. Mi prima no se encoje cuando se meten con ella, solo les sonríe y los mira con aires de superioridad, blandiendo su bolso Gucci y su billetera llena de billetes como si de una espada y un escudo se tratase, haciéndoles saber a los demás de que está orgullosa de quien es y que mientras todo tienen que soñar con qué harán al salir de la escuela, ella ya lo tiene todo asegurado en la vida y no le da vergüenza presumirlo.
Miro a todos los alumnos a mi alrededor, el auditorio es inmenso, aunque no lo suficiente como para albergar a toda la escuela, por lo que algunos nunca entran y prefieren perder esta hora haciendo cualquier cosa, como los del club de historietas. Alzo una ceja al ver a ese grupito de personas con chamarras de superhéroes y dibujos japoneses, siempre andan juntos como si fueran siameses, todos tan juntos, y liderados por una sonriente chica de gafas que usa el cabello amarrado en dos coletas adornadas con lazos coloridos… y a su lado… siempre a su lado… un chico con capucha.
El discurso del profesor termina y debemos de ir a nuestras aulas ¡Yupi! Que se note el gigantesco sarcasmo. Me despido de mi prima, nos encontraremos en la hora del almuerzo como siempre y hasta entonces estaré enfrascada en la novela que escribo ¡Porque mi cerebro se niega a prestar atención a la clase a menos que converse con alguien! Ay… el abuelo Jackson Kennedy tendrá que enseñarme matemáticas de nuevo o reprobaré… Como quisiera que Jade tuviese catorce años… o yo tener dieciséis.
Sé que parece que soy algo dependiente de ella ¡Pero no! Solo soy… dependiente de la compañía ¿Creo…? Ya lo mencioné, extraño la compañía y no precisamente la de mi familia o de alguien que no viva conmigo, simplemente la compañía, como una que solía tener cuando era más joven.
- ¿Eh…? – algo acaba de caer de mi casillero - ¿Qué es esto? – es un sobre con un número uno en él - ¿Qué…? – miro a todos lados – Que raro…
Lo meto entre mis cosas, lo abriré después… Cuando pienso en mi niñez me acuerdo de muchas cosas, tuve una excelente infancia, llena de más voces. No solo éramos Jade y yo, éramos más los que llenaban mi casa. La mayor parte del tiempo éramos ídolos musicales, otras veces espías y algunas veces superhéroes. Nos divertíamos, recuerdo que lo hacíamos, y mucho, cuando era pequeña solía hacerlo, y no es que ya no me divierta, solo que mi infancia fue más divertida, como la de todo el mundo ¡Quizá! Pero es que yo crecí con más niños en casa, personas que hoy en día ya no veo, ni les hablo, ni les llamo ¿Por qué…? Sacudo la cabeza, debería de dejar de pensar en ellos, como Jade dice: No podré disfrutar de mi primer día de clases si sigo pensando en ellos.