LOS SALVADORES FABI No sé si Valeria se aventó o se cayó por el efecto del calmante que le apliqué. — ¡Mamá! ¡Valeria! — ¡Vamos pronto! ¡Ay, Dios mío, por favor, que mi niña Valeria no esté muerta! — suplica ella Bajamos corriendo hasta donde ella se supone que cayó imaginando lo peor, pero cuando llegamos nos llevamos una enorme sorpresa. — ¡Bendito sea Dios que los puso en nuestro camino! Alan tiene a Valeria entre sus brazos, ella ha perdido el conocimiento y Manuel nos cuenta que llegaron a tiempo para atraparla, ¡Qué susto nos llevamos todos! — Por favor, ayuden a llevarla a su habitación, el calmante le hará dormir toda la noche — Voy a llamar a Eduardo que se quedó con el alma en un hilo con tanto alboroto — menciona mi mamá — Por favor, mamá, él te lo agradecerá mucho

