VINCULO MATERNO EDUARDO No puedo evitar estar con Sandy, quiero brindarle mi apoyo incondicional y estar a su disposición. — ¿Sandy, cómo te sientes? — pregunto — Adolorida — responde desesperanzada — Haré que te den un calmante — No, no Eduardo, no es el cuerpo lo que me duele, es el alma por no saber dónde está mi hija, mi pequeña hija — Te entiendo, yo también estoy muy preocupado, sabes lo mucho que la quiero — Y ella a tí, debe estar pasándola muy mal con ese monstruo — llora — Renata es muy inteligente, verás que estará mejor de lo que pensamos, además es su hija, no se atreverá a hacerle daño, ¿O sí? — Supongo que tienes razón, siempre me golpeaba a mí, pero a ella jamás le puso un dedo encima. ¿Ya tienen alguna pista? — No, Sandy, esperábamos que tú nos dijeras algo —

