Detrás de Isabela salió Dorian, el hombre estaba arreglado a la perfección, su sonrisa brillante y su ropa impecable provocaba la envidia de cualquier otro, sin hablar de su físico arrollador.
Dorian le tenía la mano en la cintura a Isabela, él también se bajó sonriente, la imagen se congeló por un momento ante los ojos sorprendidos de Charles, la mujer iba tan embelesada, que ni cuenta se dio de que él, la estaba esperando, y mucho menos del ramo de flores que llevaba en la mano.
Esto fue la oportunidad perfecta para que Charles lo pusiera detrás de su espalda.
—¡Buenos días! —Isabela miró a su secretaria —¿Qué tenemos para hoy?
—Señora Isabela, él la está esperando —la secretaria señaló a Charles, él tenía las manos en la espalda ocultando el ramo, su rostro estaba sonrojado.
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