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380 Palabras
Pase gran parte de la noche mirando el celular en silencio, quería hablar con mi madre pero tampoco quería hacerlo, estoy algo confundida realmente, ya no está Stephen aqui así que no tengo con quién hablar, así que me quedo algo mal, no me gusta quedarme sola conmigo misma o en mi propiamente, no me gusta en lo absoluto, no es tan fácil controlar lo que puede llegar a aparecer en mi mente o en la mente en general, es de lo peor, de la forma en que aleatoriamente aparecen cosas en la mente y de un momento a otro solo me costaba evitar, una cosa lleva la otra y acabo en una especial de depresión autómata en cuanto caigo en esos pensamientos que deseo obviar, como jodí parte de mi vida y ahora no dejan de recordarmelo.
—Maldita existencia...
me tiró en el suelo como una estrella de mar mirando el blanco techo del cuarto.
—Necesito un borrador universal para borrar ese pedazo de mi vida.
Me siento fatal, como si fuera algo ridículo de comprender, realmente no se cómo explicar el nudo y revoltijo que hay en mi estómago mientras espero la respuesta a todas mis preguntas.
Quiero pensar que puedo redimir mis errores y olvidar todo esto, Decir que cambie y mejore, pero nadie me cree siguen y siguen y siguen y vuelven a insistir en que cometí un error.
Pero claro, ellos jamás dijeron nada, no comenten errores y solo yo soy recriminable.
No puedo soportar eso, no puedo realmente entender como es que se podían llegar a decir que el problema soy yo. YO SE QUE TENGO CIERTOS PROBLEMAS, pero es que no me dan la idea de que puedo mejorar, no, yo no puedo, porqué no, porque soy yo y cometer un error ya me deja marcada para siempre.
A veces deseo olvidar y reiniciar mi propia vida a ver si puedo llegar a un punto en que pueda seguir mi vida sin que me recuerden que hice mal como.si fuera bueno hacerme sentir mal.
Me acosté de lado en el suelo y empiezo a hacer circulitos en el suelo con mi dedo.
— Necesito algo para olvidar esto, pero no quiero atacar el bar de Stephen...
Tal vez solo una botella.
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