VISITA DE LA ABUELA

1566 Palabras
Esa noche, cuando llegó Enrique a su casa después de haber dejado a Alma Delia, se encontró con su abuela y su tía Luisa. - ¡Hola! - dijo Enrique- ¿y ese milagro? - ¡Hola, hijo! Te venimos a visitar. - contestó la abuela - ¿Y por qué no me avisaron? para ir por ustedes al aeropuerto - Para que molestarte. Venimos con una amiga que tiene familia aquí en la Ciudad de México y ellos fueron por nosotros al aeropuerto y nos trajeron a tu casa. - Qué bien. Pasemos a platicar a la sala, ¿Ya cenaron? ¿les ofrezco algo? -No - dijo la abuela- pero le encargamos a Rosa que nos preparara algo rico de cenar para los tres. -Yo ya cené, pero no se preocupen las acompaño a cenar. Pasaron a la sala y se enfrascaron en pláticas de sucesos de sus vidas en sus respectivas ciudades, Enrique por supuesto no le contó a su abuela sobre Alma Delia porque él era una persona muy reservada y se llevaba las cosas personales poco a poco. - ¿Las Atendió bien Pedro? -Pregunto Enrique. Pedro era el mayordomo de Enrique y ya lo conocía Altagracia -Sí. - Dijo la abuela- ya nos instaló en nuestra recámara. -Bien me indica Rosa que ya está lista la cena pasemos al comedor. Por cierto, tía Luisa, no había tenido oportunidad de darte personalmente el pésame por la muerte de mi tío. -Si, lo sé- contestó ella- me hablaste por teléfono y con eso me bastó, no te preocupes. -Ya no supe, ¿De qué falleció? -Falleció de un paro cardíaco, llevaba una vida muy agitada llena de compromisos de trabajo y pues bueno, Dios decide cuándo es el momento para cada quien. -Tienes razón, solo Dios sabe. - Pues bueno, ahora me tendrán más tiempo en México. En estos días me dediqué a hacerle remodelaciones a mi casa de Monterrey. - Pero tienes jardinero, ¿no es el mismo que tiene mi abuela? - Si, pero ya sabes las flores necesitan la mano de una mujer que las acaricie y que les cante. Me siento muy feliz en México sobre todo pensando que estoy cerca de mi hermana cualquier cosa que se me ofrece o cómo me siento se lo platico a ella. - Eso sí y nos da gusto que estés por acá. Bueno, pues Buenas noches, me paso a retirar ya que me tengo que levantar temprano. ¿Se le ofrece el auto o quieren que se los dejé con el chófer para que ustedes lo aprovechen? - No. Gracias Enrique – contestó Altagracia - Saldremos con mi amiga, de compras y a comer fuera de la casa, tú no te preocupes haz tu rutina normal. - Ok. Hasta mañana, que descansen. Al otro día Enrique se paró muy temprano y desayunó algo ligero para verse con Alma Delia pues tenían que ir al gimnasio. Altagracia y Luisa se pararon un poco más tarde, se arreglaron, desayunaron y esperaban la llamada de Conchita quién les dijo pasaría por ellas alrededor de las 2 de la tarde, irían a comer y más tarde al centro comercial “Perisur” para hacer algunas compras y caminar un rato por la ciudad. Enrique le comento a Alma Delia que cuando llegó a su casa encontró a su abuela y a su tía Luisa. - Y ¿cuánto tiempo de quedarán? - preguntó ella -No te preocupes, ellas ya tienen su plan, estarán con sus amigas y pasearan aquí en la ciudad de México, me dijo mi abuela que se iban a comer y después no sé a dónde. - ¿No se enojarán ellas porque las dejas solas y no les prestan el coche y tú chófer? -No, no hay problema, mi abuela es muy independiente al igual que mi tía, les ofrecí el auto y el chófer, pero no quisieron. Por otra parte, Alta Gracia, Conchita y Luisa aprovecharon al máximo las compras, Altagracia se compró un abrigo y una que otra blusa, Luisa compro joyería que le encantaba y Conchita se compró ropa en general de invierno porque ya este se avecinaba y el Monterrey el frío es muy extremoso. Cuando menos pensaban ya traían muchas bolsas, lo bueno es que Conchita venía acompañada del chofer de su hermana, quien les ayudo a cargar las bolsas. Casi a la salida del centro comercial vieron un casino, Conchita estaba emocionada - ¡Miren, un casino!, mañana venimos ¿verdad? -Si, claro - contestaron las dos. - Oye y ¿Cuándo nos acompañara a comer tu sobrina, Conchita? - preguntó Altagracia. - Creo descansa el viernes, yo les confirmo para que realicemos la cita con Enrique, pero no hay que decirle nada a ninguno de los dos, será nuestra sorpresa jejeje. -Si- contestaron ellas- que sea sorpresa. Al otro día por la mañana, Enrique las espero a su tía y a su abuela para que desayunaran juntos. Altagracia aprovechó la oportunidad para decirle a Enrique si sería posible que comiera con ella el viernes. -Sí, Está bien- contesto él- luego me dicen en donde comeremos y en qué horario, ¿está bien? -Sí Enrique, el viernes si es seguro porque el sábado nosotros nos vamos, después te confirmo el lugar. Por cierto, no se te olvide que es el cumpleaños de tu abuelo, es de este domingo en ocho, esperemos que estés allá para la fiesta. - Uh! No creo poder abuela, Lo siento. El lunes se inician las clases en la universidad y aparte tengo mi examen de candidatura al doctorado, pero de todos modos le marcaré el día de su cumpleaños para felicitarlo y cuando tenga oportunidad de ir a Monterrey festejaremos. Enrique salió más tarde a comer con Alma Delia y después se irían a tomar un café. Altagracia y Luisa se quedaron de ver a las 6:00 pm para ir al casino con Conchita. Ya habían quedado con anterioridad que solo estarían un par de horas en el casino, estarían de las 6:00 pm a las 11:00 pm máximo para poner un horario de referencia y no pasarse. El chofer de Conchita las estaría esperando hasta que salieran del Casino. Cuando llegaron al casino cada quién empezó a pensar con cuál juego comenzarían. Altagracia prefería la mesa del Póker porque era algo que ella dominaba, Luisa escogió La ruleta y Conchita las máquinas tragamonedas. Se les veía alegres, tranquilas, tomándose sus cócteles y de vez en cuando una dejaba su posesión, para ir a ver cómo iban las demás en su juego, se deseaban suerte y seguían jugando. Estaban muy emocionadas, se pararon dos o tres veces para ir al cajero y solicitar más fichas o recargar sus tarjetas de membresía. A las 10 de la noche se veía que las 3 llevaban ventaja, iban ganando dinero y en su cara se notaba que lo estaban disfrutando, momentos después se levantó Altagracia de su lugar y les comentó que si se podían ir a las 10:30 pm porque por mucho que lo estaba disfrutando ya se sentía un poco cansada. A esa hora se levantaron, recogieron sus fichas y fueron a cambiarlas por efectivo. - Bueno, - dijo Altagracia- y ¿cómo les fue? - A mí me fue muy bien - contestó Luisa- salí ganando poco, pero me divertí mucho. - Igual yo -dijo Conchita - a medio tiempo iba ganando más, pero me ganó la ambición y terminé con poca ganancia. -Y ¿a ti Altagracia? - pregunto Luisa. - Creo que salí empatada ya no hice cuentas, porque fui varias veces al cajero para cobrar el efectivo, pero estaba como autómata. No importa, Lo importante es divertirnos y pasar un buen rato. Lo bueno también es que las 3 somos conscientes del riesgo de las apuestas. -Así es, … toda la razón - contestaron las dos. - No sé qué piensen ustedes, pero a mí en cuestión de Casinos prefiero Las Vegas- dijo Altagracia. - Ni comparación- comentó Conchita- allá se vive más intensamente la emoción de las apuestas y el dinero, el glamour, los espectáculos, ¡qué barbaridad, algo incomparable! -A mí - expresó Luisa - me fascina el olor del dinero, las campanadas o el timbre cuando ves que alguien gana, pareciera que es una misma la que gana. El júbilo de la gente. Te diviertes sin parar, conociendo más juegos y máquinas de apuesta, de tarde/noche comer y seguir jugando. Me causa alegría. -Quizá vayamos el año que entra a Las Vegas, porque este año está pendiente el viaje a Paris y a Roma. -No me habías dicho nada - dijo Luisa extrañada. -No te preocupes, todavía Graciela no hace las reservaciones, apenas estamos planeando los itinerarios. No te había comentado porque no nos habíamos visto y no sabía si querías ir, le diré te agregué a la lista. - ¡Claro que quiero ir!, estoy más que apuntada -Entonces - dijo Conchita – ¿a qué hora nos vemos mañana que es viernes para la cita? Estaría bien a las 3 de la tarde y podríamos ir a comer en el mismo lugar en donde comimos ayer es muy buen restaurante y la atención es excelente- Las 3 estuvieron de acuerdo. Se retiraron a sus casas no sin antes darle una gratificación de sus ganancias al chófer que estuvo muy paciente esperándolas.
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