— No es verdad —se repetía Nina para convencerse de que la situación ante si no era real. — ¡ Dios ! — se dijo asustada. — No te preocupes Nina, te ayudaré —prometió Hans, sin embargo la mente de Nina estaba hecha un caos. — ¡ Vete Hans ! —pidió Nina mientras iba apresurada a ver al abuelo. Lo encontró sentado en el balcón de su mansión, el anciano tenía el rostro inexpresivo y la mirada perdida. Tenía sus buenos contactos y ya sabía que Nina había mentido respecto a la enfermedad que había inventado estando en Italia. —Buenas tardes Nina. Ahora, ¿ a qué has venido ante mi ? —su pregunta casi era un reproche. —¡ Abuelo ! —llamó Nina al anciano, por primera vez quería llorar de su verdadera desgracia, todo este tiempo había estado mintiendo para lograr sus objetivos, pero hoy se sentí

