—Acuerdame de no volver a hacer ninguno de tus estúpidos retos, Harry. —le reclame a mi amigo molesta, aprovechando la distracción de Asmodeo. —Admitiste que estaba bueno. —se defendió—. Además... Quizá te pueda quitar lo amargada. Me giré levemente para reprocharle, pero Asmodeo me interrumpió. —¿Quién te dio esto? —preguntó Asmodeo, sin apartar la vista del libro. —Lo compre en una tienda —Admití. Me encogi de hombros viéndolo de reojo, todavía me acuerdo de esa tienda y la mujer que me atendió. —No dejes que nadie más aparte de ustedes dos, lo agarre, ¿bien? Harry y yo, nos miramos un momento para después asentir con la cabeza, viendolo de nuevo. —Ahora que sabemos eres de verdad —Hice comillas en el aire con mis dedos—, ¿qué viene? —Entrelazar mi alma con la tuya —hablo sin imp

