Tracy se despertó sedienta. Mamá aún la rodeaba con el brazo, pero Seay se había levantado. Estaba vestido de nuevo, con su ropa de dormir arrugada y con olor a lago. Estaba sentado en una gran roca plana al borde del agua, de espaldas a las hermosas chicas desnudas acurrucadas en la hierba detrás de él. Tracy retiró con delicadeza el brazo de mamá de su abdomen, donde había quedado una franja roja de piel muy caliente. Mamá se removió, roncó y gruñó con tristeza, pero no despertó de inmediato.
Tracy gateó por la hierba hacia su hermano. No se molestó en vestirse. Le gustaba estar desnuda así, lista en cualquier momento para hacer lo que fuera con quien fuera. Pronto se pondría el traje. Pero por ahora, el sol le sentaba bien en la piel desnuda, y su piel desnuda le sentaba bien en su alm
