"Porque sí", dijo mamá, ahora con tono de burla. Suspiró con cariño ante la incomodidad de su hijo. Miró hacia el baño. Se oyó el sonido de la cisterna del inodoro y luego el de un lavabo abierto. "¿Tienen a Mammy's esta noche?", dijo papá. Señaló el desastre que aún había por toda la mesa de centro de la sala principal. "Sí", dijo Seay. "Oh, maldita sea, lo siento. Puedo limpiar eso". "Seguro que puedes", dijo papá. Y entonces Seay se levantó y arregló. Se sentía bien. Se sentía normal. Deseaba que su pene dejara de verse tan lleno y carnoso dentro de sus pantalones cortos delante de sus padres. Pero al menos estaba ordenando. Se sentía más o menos él mismo. Tracy salió a la sala recién duchada (otra vez), con el pelo mojado colgando ondeando sobre los hombros, vestida con una bonita

