"Piénsalo. ¿Cuál crees que será la primera pregunta de mamá cuando regrese?"
"¿Se acostaron?", bromeó Tracy. Se suponía que el chiste era que ni mamá ni Tracy decían palabrotas. Pero terminó siendo gracioso por otras razones. Y ahora, contra toda lógica, los hermanos se besaban y gruñían, y ¡uy!, ahora Seay estaba encima. Y Tracy estaba de espaldas otra vez con sus adorables obloides saliendo a correr en sus confines azul cielo.
"Ella nos va a preguntar qué hicimos mientras ellos no estaban".
"¿Sí? ¿Y qué? ¿Quieres poder decirle que éramos angelitos perfectos?"
—¿Qué? ¡No! —resopló Seay—. No, no, no. Piensa en esto como mamá piensa las cosas.
"¡Pensando y todo eso!" Tracy fingió exclamar "¡oh!". Se sentía mona. Le encantaba estar inmovilizada boca arriba sin bragas, siendo sincera. Se
