En respuesta, Tracy se inclinó hacia adelante y vomitó en su taza de café. Esta, como si "plorpeara", se desbordó y le salpicó los dedos con vómito de café caliente. Gritó y dejó caer la taza. Esta se quebró y se estrelló contra el suelo de la cocina, señalando con una brusca indecisión el fin de su encuentro.
Mamá gritó horrorizada.
Se elevó un olor a vómito y café. Fue un momento rancio. Las entrañas de Seay se retorcieron de incertidumbre. Entonces Tracy se disculpó una vez más para ir al baño.
No pudieron evitar escuchar. La puerta no estaba insonorizada.
Tracy vomitó y vomitó hasta que no pudo más, pero luego siguió con arcadas, arcadas y escupiendo largas y espesas masas de ácido estomacal cáustico. Arrancó un fajo de papel higiénico. Se sonó la nariz. Volvió a escupir en el inod
