"M-más fuerte", rogó. Seay obedeció. Empezó a embestirla con cada embestida, embistiéndola con cada embestida, sacudiendo todo su cuerpo tembloroso. Era ruidoso y olía mal, y era lo más feliz que jamás había sido capaz de hacer a su hermana. "¡Dios mío!", exclamó Tracy, y echó la cabeza hacia atrás, dejando al descubierto su esbelto cuello y su pequeño lunar en la mandíbula. Seay la besó ahí, y luego en la barbilla, la mejilla y los labios. "¡Nn!" Tracy gruñó, sus piernas se contrajeron y Seay sintió un chorro de fluido en su mano. Separó los labios. Dejó que deslizara la lengua en su boca. Estaba húmeda. Salada. Cálida. Gimió alrededor de su lengua. Chupó su lengua. La mordió. Sus manos encontraron el camino hacia su cabello. "Mar-mar", murmuró ella. Seay disminuyó la velocidad. —N-

