Observar el trabajo de Izzy le daba una visión mucho más clara. Zoe podía observar cada movimiento de su hermanita mientras la polla de su hermano aparecía y desaparecía en la boca de Izzy. Zoe se frotaba el coño, completamente embelesada. Sus hermanos, excitados, se daban placer sin pudor. No podía apartar la mirada ni aunque quisiera. Su mente daba vueltas con posibilidades. Podía imaginarse involucrada en esto de alguna manera, acostándose con ellos, aunque no se atrevería a hacerlo en la realidad. También alimentaba sus fantasías y escenas sensuales que podía escribir en la historia en la que estaba trabajando. Ya sabía que tenía que tener a sus gemelas en esa historia sesenta y nueve juntas. Y, Dios mío, se excitaría muchísimo escribiéndola. El placer de Izzy y Riker aumentó aún má

