Me toma por la cintura y toma posesión de mi boca de forma tan abrupta que en cuestión de segundos me quedo sin oxígeno, cuando está por besarme nuevamente muevo mi cara a un lado. —¿Qué diantres le sucede? —Le exijo, mientras intento liberarme de sus brazos. —¿Qué me sucede? Que me muero de celos al saber que tu amigo está esperando por ti Yildiz. —¡Suélteme!, no le creo nada, hace días que me ignora después de lo que sucedió entre nosotros y ahora sin más me besa, como si toda esta semana no me hubiese hecho sentir miserable con su trato. —Cuando por fin creo que va a soltarme, comienza a besarme con más fiereza que hace un momento. —No te voy a soltar. —Murmura sobre mis labios, luego me sienta sobre su escritorio y comienza a levantar mi falda, mientras con la otra mano desaboto

