Niñas consentidas, caprichosas e insufribles

1006 Palabras
AMELIE —Ella es Amelie, mi prima, la has visto en varias ocasiones —Mar rueda los ojos y él ladea el rostro viéndose pensativo. —Recuerdo que vi un par de veces a una niña que usaba unos vestidos ridículos y su voz era chillona —habla y presiono mi mandíbula, ¿Cómo se atreve? mis vestidos eran lindos, muy femeninos y mi voz es agradable. —Si soy aquella, pero como veras, ya no soy una niña —me apresuro a responder y el me mira de pies a cabeza—, y acerca de los vestidos, deberías aprovechar a tu cuñada para que te enteres de la moda y no te veas como un bruto ignorante —Mar presiona sus labios evitando reír y yo me doy media vuelta bruscamente con Marjorie en mis brazos. Vamos a la mesa nuevamente y aprovecho para abrazar a mis niños antes de que los demás me los roben. —Que lindos son los peques —Caty y yo tomamos asiento, mientras afirmo encantada. —De cerca se ve aun mejor —dice mi amiga mirando hacia donde esta Oliver junto al chico rubio que estaba en la otra moto y en el que no había reparado—, es decir Vincent es guapo, elegante, refinado, pero Oliver es ese chico malo que seguramente muchas han querido domar. —Y el otro no está nada mal —los observo a ambos durante unos segundos, es verdad, el otro debe tener unos 20 años, es rubio y tiene un rostro muy atractivo y angelical, pero estoy segura de que es lo único angelical que tiene. —Es un idiota, acaba de decir que la ropa que usaba antes era ridícula y mi voz chillona —digo indignada. —¿Se ha atrevido? —cuestiona molesta y yo asiento con fuerza, notando que Camille es traída a ellos por una de las chicas que trabajan en la casa y los abraza, pero se queda tomando el brazo de Oliver, dejo de prestarles atención. Nos sirven la comida y como siempre mantenemos los modos en estas ocasiones y escuchamos las conversaciones de moda en las mujeres y de negocios en los hombres, Oliver y su amigo Lyon Rossi de quien acabo de entrarme es su nombre, piensan asociarse para algo de carreras de motos que no entendí muy bien, Camille es coqueta con Oliver y parece reconocerme cuando mira en mi dirección, lo digo por que se le ha borrado la sonrisa. —Con permiso —digo con educación levantándome de la mesa, ya no aguanto las ganas de orinar. Caty viene conmigo. Salimos del tocador entretenidas enviándole un mensaje a Zac y a varios amigos, esta noche tendremos una fiesta en la playa y no podemos esperar. —Si no me equivoco esas chicas eran las de la audición —escuchamos hablar a Camille cerca de nosotras y nos detenemos en seco, ocultándonos detrás de una columna. —Eso creo —me asomo y veo que es Oliver quien responde. —No hubiera imaginado que las conocías —la mujer le reprocha a Oliver. —Solo sabia de una de ellas, la prima de mi cuñada y ni siquiera la recordaba, ha cambiado —dice en un tono que no detecto. —¿Quienes? ¿Las princesitas de los vestidos iguales? —cuestiona Lyon con burla y Caty y yo vemos nuestros vestidos y después a nosotras mismas con incredulidad, no hay nada malo con las prendas a nuestros ojos. —Ellas —asiente Camille. —Lindas, aunque seguramente son de esas niñas consentidas, caprichosas e insufribles que no te podrás quitar de encima si decides meterte con ellas —habla y mi amiga y yo abrimos la boca, mientras Oliver y su acompañante ríen. —Lo he vivido, por eso ahora prefiero mujeres maduras —dice Oliver—, no podría soportar una malcriada mas —se ríe y bebe un trago de su bebida. —Bolsas de mierda —musitamos al tiempo—, pero ¿Quién se han creído? —digo molesta. Damos la vuelta y caminamos hacia la cocina para salir al patio sin ser vistas por el trio de imbéciles que habla de nosotras en este momento. Volvemos con las chicas y vemos a Oliver regresa al patio junto a sus acompañantes, Caty y yo nos miramos y hacemos una mueca. —Camille, querida, ven con nosotras —Marie la llama y resoplo, lo que faltaba. —Ella es Camille Le Blanc hija de Alenka y Paul Le Blanc nuestros grandes amigos, ella es dueña de una de las mejores academias de Baile de Francia y él es un empresario del entretenimiento —la presenta y todas la saludan con agrado menos Caty y yo. —Así que bruto ignorante ¿he? —Mar se acerca a donde estoy, me codea y veo que se está riendo. —Se lo ganó —afirmo sin poder contener la risa. —Absolutamente, debiste ver su rostro lo dejaste de una pieza —se ríe y niega—, quiero mucho a mi cuñado, pero se ha pasado un poco —afirma. —¿Un poco? —cuestiono y ella se ríe para luego abrazarme. —Camille hija, llegue a pensar que tu y Oliver estaban juntos —expresa la madre de este. Ella suspira y habla: —Estamos en ello —me mira—, Oliver es un hueso duro de roer Marie, pero dame tiempo, solo dame tiempo, te aseguro que caerá —bebe un trago y ve como loba en celo a Oliver. —Las mujeres que saben cuánto valen, atraen, no persiguen, perseguir hombres es humillante y para desesperadas —digo en tono no muy alto, Camille voltea a verme me ha escuchado, tensa su mandíbula y yo levanto el mentón. —Ojalá porque te aseguro que ese chico podrá llegar a los 50 y aun estar soltero —dice Marie y las demás ríen y asienten, Camille forza una sonrisa para Marie.
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