Xumac no podía dejar de ver a Nahila que caminaba unos pasos delante de él. Ya habían terminado su jornada laboral y ambos se dirigían al estacionamiento. El rubio se encontraba confundido y eso no le gustaba, debía poner fin de una vez por todas a ese asunto. - Ey. Nahila - gritó provocando que la castaña se girara -. Me preguntaba si quieres ir a comer algo. Yo muero de hambre - la mujer lo miró un poco extrañada, pero realmente la hacía feliz aquella propuesta. - Por supuesto. Yo te sigo - le indicó antes de que ambos subieran a sus respectivos autos. Xumac tenía su cabeza trabajando a mil. No sabía donde ir ya que no había planeado aquello, pero tampoco iba a dejar pasar la oportunidad. De repente recordó una charla con Soussa donde él le decía de un nuevo restaurante de comida ita

