«En la cara del agua del rio, donde duerme la luna lunera...» Cantaba una voz dulce y femenina en la neblina de su entre sueño. Tardó un par de segundos en reconocerla, era la voz de su madre. La misma voz que siempre cantaba la misma canción, como si de una simple nana se tratase. Aunque, a esas alturas, Lawrence dudaba mucho que solo se la hubiera cantado por un simple gusto personal. «El torito de casta bravio... la vigila como un fiel centinela...» Entre abrió los ojos y lo primero que vio, fue a Lorette. Ella dormia sobre su hombro, con la placidez de quien sabía que estaba en un lugar seguro. «Ese toro enamorado de la luna, que abandona por las noches la manada... Curioso...» Observó en silencio mientras le corría un pequeño mechón de cabello que le cruzaba la cara. «La lun

