—Eres un insoportable —le lancé la almohada y él la esquivó —. ¡Además, bien le hubieras dicho a Devika que no querías prestar tu casa! Estoy segura de que ella lo hubiese entendido. —Princesa del Zoco, deberías mejorar tu puntería. Zahid me lanzó la almohada y me dio justo en la cara, él se fue mientras lo escuchaba reír a carcajadas. Sentí tanto enojo que por poco despedazo sus preciosas almohadas. —Kenna —Aramis entró al cuarto que estaba a oscuras —¡Ay! De repente sentí que un tazón me cayó en la cabeza y seguido de esto un líquido que recorría mi piel que por suerte se encontraba frío. —Encender luces. La voz de Zahid resonó en la habitación y después de eso toda la pieza se alumbró. Él me miró, pensé que se iba a aguantar, pero al final terminó riendo a carcajadas y se doblaba

