Capítulo 29
Compañía
Parte 5 / Espontanea Huida
[Raúl]
Una sutil nube blanca, esponjosa a la vista, acompañaba al sol en su llegada al punto más alto del cielo, sobre la ciudad capitalina, las personas comenzaban a notar el calor de un bello día y de una aparente tarde asoleada, se veía cientos de personas ir de un lado a otro, y entre ellas estaba yo, halando y caminando al lado de Max que por cierto se distraía muy fácil, de seguro ya estaba cansado de caminar, pues desde que Sali de la casa de Adela, no nos habíamos detenido para descansar, pues la dirección que estaba en su placa estaba muy lejos de allí, además que Nadia nunca contesto las llamadas al número de contacto, sin duda había que averiguar lo que estaba pasando, sin embargo no podía dejar de lado que algo me decía que no era normal la perdida de este perro tan lejos de casa y el hecho de que nadie estuviese pendiente por si alguien llamaba, en el fondo de mi pensamiento se encontraba la mínima idea de que mi esfuerzo seria en vano, aunque me gustaba pensar mejor que tenía un buen propósito entre manos. Mi apariencia había cambiado considerablemente, pase de ser un vagabundo a un loco normal con ideas alternativas, mi ropa estaba limpia y en mi maleta tenía lo suficiente para sobrevivir de nuevo un par de días, aunque mientras más me adentraba a la ciudad, los grandes edificios y extensos parques del centro de la ciudad, más pensaba en las palabras de Adela, no solo porque me había hecho pensar, si no que en su lugar no tenía una mínima idea de cómo contestar a sus preguntas… ¿Cuándo acabaría esta odisea interpuesta por mi culpa y egoísmo?... era la pregunta que en verdad quería resolver. Camine en medio de las personas como si nada y recordé la leve satisfacción que me daría el no llamar mucho la atención, mi vestimenta no era símbolo de terror entre las señoras que caminaban solas, ni mi olor no espantaba a nadie… bueno… solo un poco, llevaba un buen rato caminando y mi cuerpo comenzaba aa sudar por el sol, por su parte Max caminaba como si nada con su hocico abierto y su lengua cayendo de un lado, claramente estaba acalorado además de exhausto, revise a simple vista el lugar donde estábamos, faltaban pocas calles para llegar al centro de la ciudad, mi plan era el llegar a uno de los pequeños parques del centro y allí descansar un poco, quizá si tenía suerte vería a algún amigo de aventuras callejeras y compartiría un poco de la comida que me empaco Adela. Mire de reojo la expresión en los ojos de Max y lo note cansado, y no estaba para más, pues, aunque no tenía un reloj en mi muñeca me era fácil el deducir que habíamos caminado ya al menos un par de horas hasta ese lugar. Doblamos por una de las esquinas donde había más comercio, pasamos por la plaza central de la ciudad y caminamos como si nada por las vías peatonales, apenas si las personas notaban la presencia de Max, en ese momento él llamaba más la atención que yo, paseamos como si nada por las calles hasta llegar a una de las avenidas que atraviesan el centro, el tráfico de por ya era terrible así que decidí soltar a Max de mi maleta y sujetarlo yo mismo con mis manos… lo cual no fue del todo una buena idea. Esperábamos el curse de uno de los semáforos junto con otras personas, cuando de repente, justo cuando el semáforo daba la indicación de cruce, Max se asustó con el ruido de un vehículo grande que hizo sonar su freno de aire, Max corrió desorientado atravesándose por la avenida… sentí mi alma salir de mi cuerpo para volver a entras al ver como el perro se acercaba a los autos que estaban acelerando, de pronto, un auto se acercó a él directamente… juro que cerré los ojos y pensé lo peor en el momento que vi la mancha de pelo amarilla estar a centímetros del parachoques de ese auto, pero para bien o para mal, el auto choco justo antes de arrollar a Max con otro auto que estaba dando el cruce de la avenida… otro auto choco justo a su lado… y otro choco por detrás al no tener el espacio para reaccionar, en ese momento Sali a correr por en medio de los autos, saltando incluso por el capo de uno de ellos, me agache de repente y tome a Max en mis brazos y lo revise con la vista para que estuviera bien,. Aferrando de nuevo su correa en mis manos, en ese mismo instante un par de hombres salieron del primer auto que choco diciendo mil palabrotas en contra mía, mas no podía ni tenía la forma de justificar lo que había pasado pues todo lo había provocado Max al salir corriendo asustado.
—Disculpen… en serio…—balbucee al verlos acercarse.
Supe por sus miradas que sus intenciones no eran buenas de ninguna manera, en ese segundo una leve sensación de miedo recorrido toda mi espalda y lo único que logre pensar en ese instante fue el salir corriendo con Max en mis brazos.
Tome al perro y corrí atravesando la avenida, note al mirar hacia atrás que uno de los hombres corría detrás de nosotros, además de muchas personas que furo testigo de lo ocurrido aun me señalaban a la distancia, fue en ese momento que entendí que, si debía huir en verdad, solté el perro en el suelo y aferrándome a su correa comencé a correr, por suerte Max aún tenía las fuerzas para seguirme el paso incluso para sobrepasarme justo antes de escabullirnos por uno de los callejones del centro. Honestamente no recuerdo cuando fua la última vez que había corrido con tanta adrenalina, siquiera sabía que a mis 45 años y sin cuidar mi salud de ningún modo podía aun correr de esa manera… lo único de lo que estaba seguro es que había dejado muy atrás a quien me perseguía, baje la velocidad al notar que había mucha gente caminado por ese callejón, busque con la mirada a Max y este también se había detenido por completo en medio de la multitud, estaba asustado, más que yo, pues imagino que en su modo de ver el mundo no había comprendido lo que paso. Me acerque al perro enrollando su correa en mi mano, lo tome en mis brazos nuevamente y lo cargue por un par de calles más, vigilando mis espaldas para no tener problemas, finalmente llegamos al parque donde pensaba descansar, repleto de personas que estaban disfrutando de su descanso de medio día, al llegar al prado y los jardines, deje a Max en el suelo, en un lugar fresco y de mi maleta saque una botella con agua para darle un poco, tomando de la basura un pequeño plato de plástico que antes había sido el recipiente de un postre… no importaba, solo lo necesitaba para que Max tomara agua tranquilo. Me senté en el suelo junto a él para recuperar el poco aliento que me había quedado luego de tan espontanea huida, respiré profundo y por un segundo disfrute de la compañía de mi amigo peludo, pues al terminar de beber el perro se sentó y luego de acostó a mi lado mientras también recuperaba algo de su energía. Pasaron varios segundos y quise revisar mi alrededor en búsqueda de algunos de mis amigos que solían pasar el tiempo en ese parque, mas no vía nadie conocido o dispuesto para compartir un poco de su tiempo, me acerque a uno de los árboles y repose mi espalda contra su tronco, tome mi maleta y de ella saque uno d ellos libros de poemas que había estado leyendo en esos días, me tome mi tiempo para buscar el indicador de página que habíamos usado y con algo de paciencia comencé a leer mientras Max descansaba sentado al saldo de mis piernas, sin duda alguna no recordaba la última vez que me había sentido a gusto en compañía de alguien, aunque en esta oportunidad era un perro quien me hacía sentir de esa manera.
Sostenía con mi mano izquierda el libro cerca de mi rostro, mientras que con mi mano derecha sostenía la correa de Max al tiempo que acariciaba poco a poco su cabeza y su cuello, pero en un momento una brisa traspaso los árboles del parque y el sonido de un trueno llego a mis oídos. Totalmente sorprendido en ese momento, mire hacia las montañas y vi con algo de terror que una nube gris había opacado poco c poco el cielo de la ciudad y premeditaba una fuerte lluvia, sentí preocupación en ese momento, normalmente solo necesitaba de un refugio seguro para la lluvia, pero en compañía de Max necesitaba mucho más que eso, no podía dejar que algo más le pasara pues él estaba a mi cuidado, era parte de mi misión. Me levante de un solo salto dejando mi libro a un lado y sacando de mi maleta un poncho plástico, guarde el libro nuevamente y junto con el perro caminamos apresurados hacia uno de los pórticos de los edificios, viendo como caían ya unas gordas gotas de lluvia que no daban una buena señal, la lluvia no dio más preámbulos y comenzó a caer de un momento a otro, acelere mis pasos buscando un refugio seguro para el perro y para mí, pero nos fue imposible el quedarnos en algún pórtico de un edificio, tuvimos que correr de nuevo con el temor de que la lluvia empeorara, tal como los truenos provenientes de las montañas lo anunciaban, sostenía el poncho plástico aun en mi mano mientras tomaba con fuerza la correa de Max que parecía mantenerse alerta ante la lluvia, finalmente llegamos a las escaleras de un banco y nos quedamos en el escalón más alto lejos de las gotas de lluvia que a cada segundo caían con mayor intensidad. Nuevamente me quede un segundo mirando a la nada tratando de recuperar por segunda vez el aliento, Max permaneció a mi lado y se sentó en la parte alta de las escaleras, mientras a contados par de metros la lluvia mojaba el suelo completamente y salpicaba a donde no podía llegar directamente.
—Parece que el sol nos engañó por completo …—pensé en voz alta mientras tomaba asiento en las escaleras justo a un lado del perro, —No podemos ir así… aún estamos lejos y aunque es temprano no nos podemos mojar de esa manera…—continue pensando.
Max apenas me presto atención mientras yo hablaba solo, pareciera que entendiera lo que le estaba diciendo pues justo al terminar de hablar el perro quiso ponerse más cómodo y se acostó sobre el suelo, yo tome el polvo plástico en mis manos y lo extendí doblándolo por mitad y cubriendo al perro para que no se mojara más de lo que ya lo había hecho, y tan solo allí quedamos, viendo como la lluvia caía a poca distancias, como si fueses barrotes de una cárcel mojada de la cual no teníamos ni la más mínima idea de la condena que debíamos cumplir, esperando tan solo la oportunidad de seguir nuestro camino.