(11) La sorpresa de ver nuestros nombres, en esa nota, nos hicieron temblar en nuestros asientos. Pero el señor Wagner, no estaba dispuesto a quedarse sentado con las manos cruzadas. Así que se levantó de su asiento, para pedirle a su personal algunas cosas. -¡Quiero que la ropa de la señorita Williams, este empacada!-Les da órdenes a la servidumbre, mientras camina por el departamento con rapidez. Yo le sigo para preguntar, que trataba de hacer. -¿Qué hace? ¿Nos iremos? -Preguntaba mientras seguía al hombre, que parecía no tener palabras para mí. Hasta que los dos llegamos a su despacho, en donde cerré la puerta para poder hacerle frente. -Tienes que decirme que haremos. -Le pedí mientras veía que el señor Wagner, lucía un poco débil. Así que se dejo caer sobre su asiento, para después

