Melissa
Llegué al ultimo piso como un huracán, rara vez me pongo tan nerviosa, pero lo que me hicieron no estuvo bien, ese proyecto mío se suponía que no debía ser implementado y mucho menos sin mi autorización.
Pasé junto a la recepcionista, sin apenas escuchar lo que tenía que decir, no es lo habitual, pero en mi defensa estaba cegada por la rabia y ni siquiera podía escuchar lo que me había dicho.
Cuando entré a la habitación me encontré con una persona que nunca imaginé volver a ver, mi ex-suegro caminaba hacia la puerta y se detuvo en cuanto me vio.
Él y Marcos parecían estar en una acalorada discusión, Marcos estaba visiblemente molesto, mientras que el señor Novaes estaba tan tranquilo como un monje, mientras apuñalaba a mi prometido hablando de su querido hijo, mi ex, de quien
