Primer encuentro.

886 Palabras
Entramos por el primer cordón de seguridad que la mansión tenia, nos revisaron y al ver que no traíamos armas nos dejaron continuar. Tenían más seguridad que el presidente de México, y cada custodio estaba armado hasta los dientes, había hasta perros y cámaras por todas partes, sin duda Lombardi era un hombre bastante paranoico. Al bajar del coche, ya nos estaban esperando afuera de la casa unos 3 hombres. -Buen día, ¿Como fue el viaje?-dijo uno ellos. - Genial - respondió Jacobo extendiéndole la mano para estrecharla. - Jacobo, Valentina este es Sergio- dijo Mateo al mismo tiempo. Nos saludamos entre todos y ellos nos guiaron hasta dentro. Suponía que adentro nos esperaba Lombardi - Sean bienvenidos a mi humilde hogar!. - Nos dijo con una gran sonrisa, éste tipo me producía asco. Nos presentamos con nuestros nombres y apellidos claro que habíamos cambiado de apellido, el mío era Díaz, mientras que el de Jacobo era Ramos. Nos dirigimos hacia su oficina donde hablamos del negocio que íbamos a tener en común, el dinero que invertiríamos y la mercancía que proponía, lo dejamos bastante conforme, bastante. -Bueno no hay nada más que decir, somos Socios.- dijo con una gran sonrisa, que también estaba estaba en nuestro rostro aunque por dentro me enfermaba ser socia de alguien como él, así era el trabajo de infiltrada. - Vamos a festejar, obvio, pero primero acomódense tranquilos y siéntanse como en casa, mi casa es su casa.- marcó el intercomunicador y dijo en voz alta.- (Llamen a Juliana por favor que venga.)- - Gracias por recibirnos en su casa, y con respeto a nuestra sociedad estoy segura que va a ser beneficiaria para ambos lados- le respondí muy firmemente. -Así será señorita.- dijo al mismo tiempo que su miraba se dirigía a la puerta, - Ahí estás amor, Juliana ellos son mis nuevos socios y van a quedarse en casa unos meses espero los hagas sentir mas que bienvenidos.- le dijo mientras ella solo le sonreía escuchándolo. Mi vista se dirigió a ella, y es como si el alrededor había desaparecido, vestía un vestido n***o ajustado perfectamente en sus curvas, su cabello levemente recogido. Y de nuevo esta extraña sensación de conocerla se apoderó de mi, estaba tan perdida observándola que no me di cuenta que ella ya se había presentado con Jacobo y ahora estaba enfrente de mi esperando que yo también lo haga. -¿Qué?- logré decir. - Tu nombre.- dijo con una hermosa sonrisa. - Es.. Valentina y el tuyo?- respondí sonriendo yo también. - Juliana.- me respondió y dirigió su mirada a las demás personas en el lugar. -Con gusto les muestro sus habitaciones. - dijo acercándose hacia Guillermo y besándolo. - Puedes mostrarle su habitación a Valentina.? Le iba a decir a los muchachos para tomar un whisky. Va si ellos quieren.- Guillermo dijo mirándolos. - Claro que si. - respondieron ambos, solo que Jacobo me dirigió una mirada disculpándose, de estas cosas machistas ya estaba acostumbrada y tal vez en otro momento me hubiera sido una ofensa pero ahora sólo podía pensar en seguir hablando con ella. Salimos de la oficina, y me guio hasta el segundo piso de la casa, todo era tan lujoso y hermoso pero yo todo el trayecto la miraba solo a ella. La conocía y eso me preocupaba, y si ella también tenía esté sentimiento de conocerme?. Que pasaba si me reconocía, y nos acusaba? Sería mi fin. - Ven, es por aquí.- me dijo tomándome la mano. Solté su mano como si su roce me estuviera quemando, ella ya me había dicho eso, solo que no podía recordar cuando. Abrió la puerta de una habitación y me dejo pasar, era toda blanca con una simple cama de dos plazas, un armario, lo suficiente lujoso pero no dejaba de ser algo bastante simple. Sentí su mirada, volteó y afirmativamente ella me observaba de la misma forma que yo hace unos momentos, ambas nos mirábamos fijamente, siquiera pestañábamos y sé que ambas buscamos respuestas en los ojos de la otra. No podría contar cuanto tiempo pasamos así, tal vez hayamos estado 20 minutos o tal vez sólo 60 segundos, solo sé que mirarla era mi nueva cosa favorita. -Señorita Lombardi.- dijo la voz de alguien sacándonos de nuestro trance. - Si, que necesitas María?- respondió Juliana a la mujer. - Dice él señor Guillermo que antes de irse a la Fundación pase por la oficina.- respondió la misma señora la cual no podía ver. - Okey, gracias.- dijo Juliana, luego me miró una última vez y desapareció de mi vista. Un suspiro involuntario salió de mi boca. ¿Qué diablos me estaba pasando?!. Miré a mi alrededor, busque lugares donde esconder un arma, lugares donde podría escapar en caso de que algo salga mal, no puedo evitar examinar e investigar cada rincón. Desearía que este lugar no me fuera tan familiar, desearía que este lugar doliera menos. Es este dolor que permanece en mi, el cual alimento día tras día por un solo objetivo, y era tener justicia. Me senté sobre la cama, deje caer mi cuerpo, mi mirada fue hacia el techo y mis pensamientos estaban en ella. -¿Quien eres Juliana?.- dije cerrando mis ojos recordando con detalle su rostro, su piel, su boca.
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