Halem le lanzó una mirada a Shania como si estuviera profundamente ofendido por aquella descripción, él no es un tragón, él es un fiel amante de la buena comida, un comensal sin aires de grandeza pues todo platillo es gratamente aceptado por su estómago y un pobre lycan quién por no herir los sentimientos de nadie se come con todo gusto todo lo que le ofrezcan, pero eso sí él no come las sobras de nadie, es un lycan de principios. Shania suspiró con fuerza al ver la mirada de Halem y decidió ignorarlo, no tenían tiempo para entrar en un debate acerca de comida, con un susurro preguntó: — ¿Las preguntas, Halem, no te parecen bastante extrañas? El lycan volvió a revisar la lista de preguntas: '¿Cual es tu raz@?' '¿Vienes de visita o buscas un servicio?' '¿Prefieres el borrego o la

