Qamar siguió moviéndose, para cuando los vampiros notaron que algo extraño estaba ocurriendo tan solo quedaban tres de ellos de pie, los demás se estaban desmoronando lentamente manchando la blanca nieve.
Qamar aún tenía la ventaja, sus ataques sorpresa ya habían acabado con más de la mitad de los vampiros, ahora que se dieron cuenta de que estaban siendo atacados debía acabarlos de un solo golpe, si tomaban su forma etérea sería un poco más difícil matarlos y Lyricka podría darse cuenta.
Guardó sus dagas y convirtió sus brazos en las patas delanteras de su lobo, los tres vampiros en ese momento se habían acercado entre ellos y buscaban al agresor.
Qamar estaba en el centro de ellos, para cuando el movimiento del aire les indicó donde estaba su atacante, Qamar ya los había matado.
