En ese momento un grupo de lycans se pararon junto a ellos, todos llevaban una bandeja en la mano, Shania detuvo el tenedor en el aire y Halem frunció el ceño, ninguno de los dos había notado al grupo entrar y menos cuando se acercaron a ellos.
¿Se descuidaron tanto?
— Tío Qumard, podemos acompañarlos.
— Siéntense cachorros, hay alguien a quien quiero presentarles.
Ciaran y los demás obedecieron, por supuesto no era una coincidencia que estuvieran todos allí para un desayuno temprano, habían visto a Qumard pasar con los dos intrusos que al parecer eran conocidos de los Kutya y fueron a averiguar quienes son.
Qumard soltó un leve gruñido al ver que Ciaran se había sentado y miraba fijamente a la bruja, quién al parecer estaba muy ocupada bebiendo su té.
Yarim torció los ojos, en v
