Thomas. La ducha fría ha hecho desaparecer la evidencia de mi excitación, pero ni mucho menos mi deseo de retomar donde los dejamos con la señorita Clark antes de que fuéramos interrumpidos. Que terrible idea. Y aun así es todo en lo que puedo pensar. Sus dulces gemidos, el delicioso sabor de su boca, su excitado cuerpo frotándose contra el mío. Como quería que estuviéramos desnudos para poder acariciarla a mi antojo. Pero no puede ser. De ninguna jodida manera ocurrirá, solo debo apretar más la correa y la atracción magnética desaparecerá. O eso me digo a mí mismo. Bajo al comedor informal para encontrar que Sayer ya ha llegado y actualmente está dándole vueltas en el aire a Valentina. - ¡Hermanita! Cuanto tiempo sin verte renacuajo- la baja y estabiliza para que no se caiga. A

