—Muy bien, ya fue suficiente de mí—cerró Regina— Quiero saber de ti, Sharon. En el vendaval que fue mi vida estos meses entre Milo, mi negocio y el casamiento siento que te dejé un poco de lado. Sonó un poco culpable y Sharon desechó la idea sin más. —No lo pienso así, Regina, sabes que nuestra amistad no funciona de esa manera. —Sí, pero necesito saber cómo están tus cosas. Te noté un poco pensativa y casi triste durante los preparativos del casamiento. —No estaba atravesando un buen momento—confesó. —¿Cómo no me dijiste nada? —¿Arruinar tu momento? Ni hablar. —¿Qué pasó? —Las cosas marcharon mal con Jim. —¡Estabas tan ilusionada con él! ¿Qué ocurrió? Pensé que esta vez habías conocido al adecuado para ti. —Yo también, hasta que descubrí que me estaba engañando para acostarse co

