—Eso creo—asintió. —Trabajas demasiado. —No hay otra alternativa—contestó Regina, elevando sus hombros,sin queja. —Hay un pequeño restaurante aquí mismo, en el edificio. Es muy privado, he pedido que nos preparen la mesa y un menú que te va a encantar. ¿Qué dices? ¿Qué decía? No podía evitar estar muy sorprendida de que él quisiera hacer algo más que sexo y que además pudieran tener algo de público, testigos que los vieran. Desde el punto uno imaginó la suya como una aventura despojada de magia, con encuentros secretos. Un hombre tan poderoso debía cuidar su imagen, lo entendía. No podía ser bueno que le conectaran con alguien tan por debajo de su entorno habitual. Seguro esto generaría habladurías; toda ella era muestra de alguien de una escala social inferior. No es que se considera

