CAPITULO 37

1321 Palabras

MILO Era difícil que Regina saliera de su sistema, pues cada encuentro, cada intimidad compartida, cada vez que follaban, él se sumergía más y más en el universo de su sonrisa, en la suavidad de sus caricias y en la inquietante profundidad de sus ojos. Cada vez que la tomaba, que derramaba su pasión en ella y disfrutaba de la concreción de su lujuria en todas las formas imaginables, se comprometía más. Lo entendía y eso lo retraía. Luego de su fin de semana en Santa Mónica, todo pareció precipitarse. Había esperado algunos días para volver a contactarla, esperando que todo decantara y su buen juicio prevaleciera, pero eso había resultado imposible. Al cabo de menos de lo que hubiera sido razonable, estaba deseando tenerla a su lado. Como si su cuerpo la necesitara y no pudiera mantenerse

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