La noche se había hecho presente y después de haber recorrido las tiendas de sus diseñadores favoritos Paúl, regresaba con docenas de paquetes, se sentía muy orgulloso de si mismo, sabía de su gusto impecable y tenía pensado lucir deslumbrante en el evento que ahora tenía a todos hablando. Le dolían los pies horrores, pero sabía que cada minuto de dolor había valido la pena. Máximo se había ofrecido a acompañarlo, este joven alfa era amigo de su hermano también y siempre le había parecido agradable.
- Máximo, eres un lindo, no pensé comprar tanto. - Dijo con una sonrisa y un leve puchero para evitar las quejas del alfa que le acompañaba.
- No te preocupes - respondió él- gracias por permitir que te acompañe. -le regaló una sonrisa.
-¿Crees que elegí bien? - preguntó ingenuo, mientras M
