Capitulo 7

1563 Palabras
                                                                                  Capítulo 7 Astrid no podía evitar con el pasar de los días sentirse culpable, ya casi no molestaba a Emmont, pues suficiente tenía con lo que en secreto le estaba haciendo, deseaba por todo lo alto que las cosas fueran diferentes y que lo que estaba sintiendo se terminara, pero no podía, sencillamente no podría alejarse, lo había intentado y resulto en vano. -Escuche a tu madre y a mi madre decir que pronto irán a buscar un vestido para la boda – le decía Astrid a Maddison mientras caminaban por las afueras de la casa. Maddison suspiro con pesar. -Si, eso haremos. -Espero no me pidan ir con ustedes, me voy aburrir mucho. Maddison la miro con una sonrisa. -¿Qué pasara cuando me case? – le pregunto la chica Tyron bajando la mirada. -¿Qué quieres que pase? – le pregunto de vuelta sabiendo muy bien a lo que se refería. - Astrid sé que es muy pronto para decirlo, pero estos últimos días he sentido muchas cosas, es nuevo para mí y tengo miedo, tengo miedo de lo que sé que va a venir, trate de contenerme al principio, pero quedo claro que cuando en el destino está escrito que algo pase, ni porque busquemos mil maneras de evitarlo, si está escrito, pasara. Astrid suspiro, aquellas palabras parecían que ambas la habían pensado a la misma vez. -Yo lo entiendo perfectamente, porque me siento igual, pero creo que, en este punto, tratar de alejarme de ti seria aun peor que no hacerlo. -Y yo no quiero que te alejes de mi – le dijo posando su mano en la mejilla de la chica Price. Astrid cerro los ojos al contacto, tomando con delicadeza la mano de la chica, posándole un cálido beso en ellas. -Hoy quiero llevarte a un lugar especial, si es que mi fastidioso hermano te lo permite. -No necesito pedirle permiso para hacer algo – dijo con expresión de molestia, Astrid sonrió. -Estoy jugando contigo – le dijo tomándola de la cintura atrayéndola hacia ella- para que no nos molesten, mejor nos escapamos esta noche, ¿Te parece? Maddison la miro con una sonrisa pícara. -Contigo voy a donde sea – le respondió con una amplia sonrisa. Habían llegado cerca de los establos, y Astrid mirando a todos lados comprobando que no hubiera nadie cerca tomo a Maddison de la mano introduciéndola de golpe en el lugar, cerró la puerta tras de ella y la tomo en un apasionado beso. Astrid no podía superar esa sensación en su interior, le parecía tan mágico lo que podía ocasionarle esa chica, jamás pensó que llegaría ese alguien que tuviera el poder suficiente para hacerla cambiar, nunca creyó en el amor, nunca creyó que podía sentirlo y más aún, que haría cosas que sabía estaban prohibidas y aun así no le importase, no quería por nada del mundo, dejar de sentir esos suaves labios sobre los suyos, sentir como las manos de Maddison acariciaban su piel como si de una fina seda se tratara, el sabor de sus labios para ella eran embriagantes, no había otra cosa en el mundo ahora que deseara más hacer que eso. Se separaron poco a poco a causa de la falta de aire, producto del intenso beso que acababan de protagonizar. -Siento que un día no podremos parar – le dijo Maddison casi en un susurro pegada a su frente. Astrid mordió su labio inferior. -Debemos ir con calma. -Iremos como tú quieras – le dijo con una sonrisa de medio lado. Se dieron un corto y último beso antes de salir de los establos encontrándose con Emmont en el camino. -Maddie te estaba buscando. -Estaba acompañando a Astrid. A Emmont no le gustaba para nada que Maddison, su futura esposa, se juntara con su hermana Astrid, conocía perfectamente a la chica, sabia sobre sus ideales, y las cosas tan absurdas en las que creía, sentía miedo de que influyera de manera negativa en Maddison, que empezara a revelarse y se negara a contraer matrimonio con él, así como se negaba Astrid a encontrar marido, alegando que la mujer tiene derecho a ser más que una ama de casa, esposa y fábrica de bebés. -Que bien – dijo con seriedad- Marcus y yo hemos quedado en salir esta noche, el invitara a Astrid y tú por supuesto quiero que vayas conmigo. Astrid doblo los ojos con fastidio. -Yo no iré – sentencio tratando de irse del lugar, pero siendo detenida por Maddison. -Oh vamos Astrid, será divertido. Astrid entendió que a lo que se refería Maddison, no era en realidad a la diversión, sino a no querer ir a cenar sola con Emmont, Astrid algunas veces se preguntaba como haría para sobrevivir a ese matrimonio si casi nunca le gustaba estar cerca de él. La menor de los Price suspiro, maldiciendo por todo lo alto el poder que tenían esos hermosos ojos azules sobre ella. -Okey, está bien – dijo dándose por vencida- iré a la tonta cena. Maddison soltó una risita, mientras que Emmont miro a su hermana con desaprobación. -No sé cómo es que te agrada pasar tiempo con Astrid si es tan mal educada, me imagino que en la ciudad frecuentas con señoritas más refinadas – le comento mientras caminaban en dirección al restaurante. -¿Por qué te empeñas en hablar mal de tu hermana? – le pregunto con molestia- Astrid es una chica con una personalidad muy particular eso sí, y siempre quiere ir en contra de todo lo tradicional, pero eso es lo que la hace ser autentica algo que no es muy común encontrar, ella es muy divertida. Emmont se quedó callado por unos segundos, sin saber que responder. -Te diré una cosa Emmont – le dijo señalándolo con su dedo, el chico Price la miro con asombro- no quiero escuchar una palabra negativa más sobre tu hermana. ¿Quedo claro? El chico trago grueso ante aquella amenaza y Maddison sin decir nada más continuo su camino, Astrid y Marcus ya se encontraban sentados en una mesa. -Dice Astrid que sirven las mejores hamburguesas y malteadas aquí – comento un animado Marcus. -Si eso es cierto- le dio la razón Emmont. -Entonces eso es lo que quiero, una hamburguesa y una malteada de fresa – intervino Maddison con una sonrisa. La cena se convirtió en un rato ameno entre los chicos, Astrid contaba chistes que Marcus terminaba y provocaban las grandes carcajadas de Emmont y Maddison, esa noche Astrid se dio de cuenta que Marcus era un chico divertido y amable, no se sentía tan incómoda con su presencia al contrario agradecía que estuviera ahí para aminorar la tensión que le producía estar con Maddie y Emmont, y más aún al notar como su hermano intentaba ir un poco más allá con Maddison, pero recibía siempre rechazo por parte de ella. -¡Wow estoy que exploto! – exclamo Marcus colocando su mano en su inflamada panza. - ¿Cómo no vas a estarlo? te comiste dos hamburguesas y dos malteadas, eres un glotón- le dijo con burla Astrid. -Vamos. ¿Es que acaso no te gustan los gorditos? – le pregunto mirándola con una pícara sonrisa. -Bueno tal vez no, pero puede cambiar eso – le respondió de la misma forma. Maddison la miro extrañada, denotando celos por la reciente escena de los chicos. Al llegar a casa cada uno se fue directamente a sus habitaciones, sin embargo, Astrid y Maddie, tenían la última salida de la noche. -¿Te gusta mi hermano? – le pregunto con seriedad Maddison una vez preparando todo para salir. Astrid noto lo que pasaba y con una sonrisa maliciosa quiso jugar un rato con ella. -Creo que si – le respondió con una pícara sonrisa. Maddison la miro con asombro. -Pensé que habías dicho que no te gustaban los hombres. -Todo puede cambiar, ¿O no? Maddison trago grueso, tratando de no hacer notar ninguna emoción. -Al final quedaría todo entre familias – continúo hablando la Price. -Sí, tienes razón, será mejor que me vaya a dormir – sentencio dándole la espalda. -Solo estaba jugando contigo – le dijo evitando que la chica se enojara y no aceptara ir con ella- no me gusta tu hermano. Maddison suspiro bajando su mirada con vergüenza. -Discúlpame por hacerte esa escena, no debería ponerme así en mi posición, es solo que me da miedo – le dijo tomando el rostro de Astrid entre sus manos- me da miedo que te canses de esto y te busques a otra persona, y-yo – trato de decir con dificultad- tú me gustas muchísimo Astrid, lo que siento cuando estoy contigo nunca lo he sentido con nadie. Astrid la miro con una amplia sonrisa, le encantaba cada vez más cuando Maddison se dejaba llevar por lo que sentía y le expresaba de esa forma sus sentimientos. -Lo de nosotras no es una simple casualidad Maddie, creo que esto se va a convertir en algo más grande y te digo de verdad que no tengo intenciones de mirar a otra persona. Maddison la miro con una amplia sonrisa acercándose su rostro al de ella y tomándola en un apasionado beso. -Bien, tendremos tiempo para eso – le dijo Astrid luego de un rato de besos separando de ella- ahora debemos irnos, te gustara el lugar.
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