Sus observaciones tocaban algo fundamental sobre la naturaleza de lo que estaban presenciando. Era una inconsistencia que desafiaba comprensión lógica: un paisaje que había florecido instantáneamente bajo condiciones climáticas que deberían haber hecho imposible tal transformación.
—Esto no parece posible según cualquier ley natural que conozca —continuó Thessa mientras examinaba una flor que había brotado a sus pies—. Es como si hubiera fuerzas mágicas en conflicto aquí, una que controla la temperatura y otra que controla la vida vegetal.
Sadrac, sin dejar de observar el cielo en busca de las criaturas que había estado esperando, procesó las observaciones de Thessa con una comprensión que había estado formándose durante semanas de experiencias en territorio élfico.
—El invierno eterno
