Narra Nahuel
Papá y yo nos sentamos en un banco y esperamos, mientras, Cami sacó su celular y lo miró un rato, después me miró negando con la cabeza. Daniel dijo que iba a mandar un mensaje cuando llegue. Suspiré nervioso, papá puso su mano en mi hombro y lo apretó un poco. Lo miré, él me sonrió.
—Ya llegó —dijo Cami de repente, la miré, ella sonrió, pero seguía mirando su celular.
—¿Dónde está? —preguntó papá.
—Viniendo.
Miré primero a la derecha, donde está el patio de comidas, había un montón de gente, pero nadie se parecía a él. Después miré a mi izquierda, por ahí estaba la segunda entrada del shopping, pero tampoco podía verlo entre la gente. Volví a mirar a Cami, ella estaba concentrada en su celular de nuevo. De repente, sentí que me pasaban una mano por la espalda.
—Perdón p
