Un Cadillac y Otras Sorpresas La joven estaba ensimismada en sus pensamientos cuando el claxon de un viejo Cadillac color crema le sobresaltó. Carmen estaba sentada al volante del auto clásico y por un momento, Sei no la reconoció con el pañuelo atado en su cabeza para no despeinarse como una diva de los 50's. -¡Sei! ¡Aquí! - la llamó y la joven corrió hacia ella entrando al auto en el lugar del copiloto. En el interior, sentado en una cómoda caja felpuda estaba bigotes mirándola desde el asiento de atrás. -¿Tienes auto? - le preguntó divertida cuando avanzaron hacia adelante. -No lo uso mucho...- le dijo ajustando sus grandes gafas de sol - ¿Estás bien? ¿Estás pálida? ¿Te asaltaron? La joven negó con la cabeza, pero las lágrimas comenzaron a caer por sus mejillas sobresaltando a la

