Capítulo 2
La puerta se cerró en cuanto el chico de cabello n***o y labios carnosos entró, lucía cansado, había tenido un día difícil en la academia, tuvo una reunión con los profesores para saber el progreso de cada clase, cada alumno, etc. Además, debía siempre solucionar uno que otro problema pequeño con ciertos alumnos o padres, en días así Park Jimin deseaba llegar e ir directo a la cama, pero ya no se trataba sólo de él, hace mucho que su vida dejó de ser solitaria (y no por el hecho de estar casado) Caminó a la cocina al escuchar voces de allí, una sonrisa honesta apareció en sus labios, JiYeon, la pequeña de seis años sonrió emocionada al ver a su padre llegar, bajó de la silla corriendo a él.
— ¡Appa!
— Mi princesa hermosa—la cargó besando esas mejillas. Ambas niñas tenían ese cabello oscuro como la noche, pero JiYeon era más pálida que su hermana, tenía unos ojitos rasgado, cuando reía o sonreía estos desaparecían y le gustaba eso porque ambos compartían eso en común— ¿Todo bien en la escuela?
JeongMin se quejó estirando sus bracitos a su padre, la bebé quería atención también, balbuceaba llamando su atención. Su madre en cambio comía calladamente revisando su tablet, ella ni siquiera les ponía atención, siempre era lo mismo cuando Jimin llegaba.
Mientras JiYeon le contaba su grandioso día en la escuela, el chico la dejó en la silla cargando a la bebé limpiando su boquita algo sucia por el puré de papas, besó su frente acurrucándola tomando asiento también. Cuando pretendía levantarse para buscar su plato y sus palillos, JiYeon fue directo a hacerlo causándole ternura a su padre.
Ya cuando ambas dormían, Jimin salía de la ducha con su cabello mojado y su pijama puesto, se dejó caer en la cama agotado viendo como su esposa JeongYeon se aplicaba algo de crema corporal en sus piernas.
— No me digas, tuviste un duro trabajo hoy—habló ella con un tono sarcástico e irónico.
— Mi trabajo es tan importante como el tuyo y lo sabes.
— Claro, más importante que tus hijas.
Jimin rodeó los ojos apagando su celular dejándolo en la mesa de noche.
— Estoy muy cansado para discutir.
— No me sorprende.
— Por favor, JeongYeon, ¿Siempre tiene que ser la misma charla? —se quejó— ¿Cuándo fue la última vez que dormimos como una pareja lo haría? Ni siquiera recuerdo la última vez que...
— Estábamos ebrios esa noche, JeongMin sólo llegó por accidente.
— JeongMin no fue un accidente, deja de decir eso sobre nuestra hija.
— ¿Por qué? —ésta lo miró— ¿Por qué es igual que tú? Con todo tu drama preferiría salir a buscar sexo por allí que estar contigo.
— ¿Entonces ya me engañaste? —Jimin se levantó quedando sentado.
— Piensa lo que quieras—se levantó de la cama caminando a la peinadora—Mañana vendrá la nueva ama de llaves, tendrás que recibirla, debo ir al trabajo temprano por la mañana...
— ¿Tu trabajo es más importante? —levantó una de sus cejas.
— Por supuesto, lo que hago es importante, mucho más que esas absurdas clases que dan tus profesores en esa academia.
Y eso era cada noche en la casa de la familia Park.
— Tienes que intentarlo, ella me agrada—señaló Sora a su hermano mientras mordía su pollo usando sus palillos—Dijiste que YuQi siempre te hacía las cosas más fáciles en tu trabajo.
— Lo hace, ella realmente es buena como secretaria—YoonGi bebió un trago de Soju—Cuando llegué a la oficina estaba tan perdido que ella fue la única en indicarme cómo funcionaba cada cosa.
Sora sonrió un poco sabiendo que esa chica estaba enamorada de su hermano, YuQi tenía su edad, veinte años, era una de las secretarias del CEO y YoonGi se había vuelto en la mano derecha de éste con ayuda de la misma chica, Min YoonGi negaba sentir algo por ella, pero Sora insistía en que se diera una oportunidad.
Aunque pagaría por verlo.
— Le debes mucho—dejó los huesos en un plato tomando otra pieza de pollo, YoonGi le sirvió otro trago y luego así mismo— ¿Has pensado en recompensarle su ayuda? ¿Y si la invitas a comer mañana?
— Pensará que es una cita—negó con la cabeza.
— Le dirás que no es una cita, sólo es un agradecimiento—se encogió de hombros.
YoonGi la miró con una sonrisa burlona, el chico de cabello rubio platinado despeinó la melena castaña de su hermana.
— Te falta mucho por madurar, soy un miserable y no tengo experiencia con las mujeres, pero no soy tan maldito para decirle eso.
— No estás diciendo nada malo—acomodó su cabello.
— YuQi es muy sensible, se ilusiona fácilmente, Sora—indicó—No quiero lastimarla, buscaré otra forma de explicarle que no siento lo mismo, pero por ahora...—su rostro cambió a uno serio—Si pierdes ese trabajo te echo a la calle.
— Ya, ¿Tenías que arruinarlo con ese tema? —rodeó los ojos.
— Hablo enserio, Sora, tienes que mantenerte fija en un lugar, busca estabilidad.
— Para tener estabilidad necesito dinero.
— Con más razón, el trabajo te da dinero, no lo arruines, mocosa—pellizcó su mejilla y ésta se quejó.
— Estarás orgulloso de mí, te prometo brindar una buena comida en mi primer pago—sonrió—Mañana comenzaré, iré temprano, creo que la señora Yoo me presentará a sus hijas.
— ¿Y el esposo?
— Dijo que siempre trabajaba, él es director de una academia de danza y ella es modelo, esas niñas son afortunadas—masticó lentamente—Ya quisiera tener tanto dinero como ellos.
— A veces el dinero no lo es todo.
— ¿Estás loco? Con esa cantidad de dinero podría viajar por todo el mundo y comer cuanto quisiese.
YoonGi miró a su hermana sabiendo que ésta debía aprender por sí misma que algunas cosas no pueden ser compradas por dinero. Por algo dicen que no todo en la vida es color de rosa, seguramente esa familia tenía sus problemas personales, no por el dinero, quizás por otra cosa.