CAPÍTULO 30

1864 Palabras

Por primera vez me encontraba sin palabras, afectado. Mi sintomatología allí era remordimiento, culpa, impotencia, incertidumbre, confusión. Tragué saliva y me esforcé por mirar a otro lado. —Ya está, ya está —volvió a hablarle Rodríguez con voz baja, tranquilizadora o al menos eso intentaba. Rodríguez se acercó a mí y sin preguntar me tomó de una mano y me arrimó hasta la señora, ofreciéndole mi mano. —¿Ves? —preguntó—. Anda, tócalo —sugirió y le tomó la mano a ella para unirla con la mía. El tacto de mi madre era frío y húmedo—. ¿Te das cuenta? Tu hijo está aquí y míralo —me miró y luego la señora—. Grande, adulto, fuerte, independiente y quiere protegerte —miró de nuevo a mi madre que todavía me observaba incrédula y asustada—. Porque puede hacerlo y lo hará —pausó—. Pero debes acept

Lectura gratis para nuevos usuarios
Escanee para descargar la aplicación
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Autor
  • chap_listÍndice
  • likeAÑADIR