Capítulo 5 Una mezcla de felicidad y arrepentimiento estranguló mi respiración ahogada. Había ansiado esas palabras de Broderick noche tras noche. ¿Por qué las cosas buenas llegaban siempre demasiado tarde? La vida se burlaba de mí a su manera paradójica y sádica. Broderick me observó, con la mano todavía en mi mejilla en espera de una respuesta. Ojalá lo hubiese mencionado ayer. Diablos, ojalá lo hubiese dicho esta esta mañana, o en algún otro momento. En cualquier momento antes de que Alec me coaccionara para que aceptara su estúpido plan. Sentí un dolor apagado en el fondo de la garganta. Broderick dibujó una media sonrisa. ―Di algo. Estuve a punto de apartarle la mano, pero me detuve. Me gustaba sentirla contra mi mejilla. ―Yo… ―Hice una pausa para ordenar mis pensamientos―. No

