Nicole se sentía feliz de ver que su hijo se estaba adaptando rápidamente a su familia, iba de unos brazos a otros, todos estaban encantados con él, comieron entre risas y bromas, por primera vez en mucho tiempo se sentía realmente libre. Después de un rato, escuchó sonar el timbre, Nicole se paró y se dirigió hacia la puerta para ver quien era, al abrir se sorprendió, ahí estaba Bruno parado frente a ella, tenía los brazos cruzados sobre su pecho, traía puesta una camisa color blanco, con las mangas arremangadas y unos jeans, ella lo recorrió con la mirada, se dio cuenta de que seguía despertando en ella las mismas emociones, aclaró su mente para poder hablar. —¿Qué haces aquí? —Vine a conocer a mi hijo. —No creo que sea el momento, necesito hablar con Santi para explicarle las cos

