Capítulo 2

3248 Palabras
Fue con la estilista a un salón donde lo primero que hicieron fue arreglar sus cejas, fue una experiencia muy dolorosa, pero peor se sintió en sus piernas, ella solo se rasuraba las axilas por consejo de una de las meseras del bar ya que allí usaban camisetas sin mangas, pero como jamás usó falda o vestido nunca se había depilado las piernas. Luego estuvieron horas en su cabello, poniéndole una crema tras otra, no permitió que cortaran más de 5 centímetros, bajo amenaza de golpear al peluquero.  Como se estaba haciendo tarde no hubo tiempo para manos y pies, ella alegó que debía volver con su padre porque ya tenía mucho tiempo solo y no lo había atendido bien ese día.   *** Cuando entró a su casa, su padre notó el cambio enseguida, se veía más linda aún y sus ojos parecían más grandes, ella rio y se dispuso a preparar la cena para ambos. Mientras comían le informó que tenían que empacar porque se mudarían a la Residencia Hamilton al día siguiente, su padre le contó que conocía la propiedad, era una gran mansión rodeada de árboles en una colina y parecía una corona, a veces paseaba en motocicleta por allí con su madre, calló y no pudo seguir hablando. Harley lo abrazó y después comenzó a reunir todo lo que se llevarían.  Llamó al bar para decirles que estarían lejos un largo tiempo, había conseguido trabajo en una residencia muy importante, le pagarían bien y allí obtendría atención médica para su padre, también les indicó donde dejaba la llave de la casa para que la revisaran de vez en cuando y prometió llamar o visitarlos con regularidad.  Les debía mucho y no perdería contacto con ellos, eran su familia extendida. Recogió lo que necesitarían y guardó lo que se quedaba, llevó a su padre a dormir y ella también se acostó, estaba agotada y se durmió enseguida.   *** El automóvil fue muy puntual y ellos ya estaban listos, al llegar a la residencia les mostraron sus habitaciones que estaban ubicadas de tal forma que parecía un apartamento dentro de una casa porque había una sala, un comedor y las dos habitaciones alrededor, quedó boquiabierta unos segundos, después de acomodarse le presentaron a la señora que se haría cargo de su padre, era enfermera profesional y tenía experiencia en personas con lesiones en la espalda.  Harley le explicó los ejercicios y masajes que le habían indicado en el hospital y que ella le hacía cada día a su padre en la mañana y antes de dormir.  También le dio las instrucciones de las medicinas y los horarios de comida, la enfermera sonreía al darse cuenta de lo dedicada que era Harley con su padre, parecía una madre dejando a su niño por primera vez en la guardería.   *** Harley tenía cita con la instructora de modales y se encontró con ella en una de las salas de la mansión, sin preámbulos comenzaron: 1era lección –dijo la instructora: “Sentarse como una dama”. No fue muy difícil aunque de vez en cuando cruzaba las piernas como su padre.  Entones la instructora la hizo usar una falda recta y así no tenía holgura para abrir las piernas.  En hora y media ya se sentaba debidamente. Le avisaron a Harley que el almuerzo estaba servido y que su padre la esperaba, entonces la instructora le dijo que a las 8:00 am del día siguiente continuarían. Se encontró con su padre en  el comedor de sus habitaciones, la mesa estaba servida y su padre no dejaba de sonreír al ver la suculenta comida, Harley lo miró y se conmovió hasta las lágrimas, solo ver la sonrisa de su padre valía todos los años de matrimonio que le esperaban con Míster Simpatía. Entró una empleada a retirar los platos, les preguntó si deseaban algo más y le dijo a Harley que la señorita Mila pasaría por ella a las 2:00 pm, Harley arqueó una ceja y preguntó: –¿Quién es la señorita Mila? –La estilista, señorita Scott, dijo que hoy continuaba su arreglo personal. –Ah, ay no, más tortura. –¿Qué pasa hija? –Es la mujer que me lleva al salón donde me hacen todo lo que duele. –La culpa es mía, tu madre era muy coqueta, siempre se arreglaba.  Seguramente te hubiera enseñado desde pequeña a ser muy femenina. –Padre, lo hiciste perfecto, perdona no me quejaré más. –No tengo nada que perdonarte mi niña.   *** La estilista la llevó de nuevo al salón, esta vez para pies y manos.  Sus pies estaban bien porque siempre calzaba botas, pero sus manos tenían heridas y las uñas se le dañaron por trabajar mecánica en las motocicletas, al final de la tarde había cambiado mucho la apariencia de sus manos, pero tuvo que esperar un largo rato mientras la estilista le compraba un calzado apropiado para no dañar el esmalte en las uñas de sus pies.  Se sentía muy incómoda con los pies desnudos por las sandalias, su andar era chistoso. En la noche cenó con su padre, se acostaron temprano y durmieron plácidamente, era la primera vez en muchos años que no cocinaba ni levantaba la mesa después de comer, fue una rara sensación.   *** A la mañana siguiente, a las 8:00 am en punto, ya estaba en el salón para encontrarse con la instructora, le dio los buenos días y le dijo: 2da lección: “Sentarse a la mesa y utilizar los cubiertos apropiadamente”. Había una mesa ya preparada y Harley se asombró con la cantidad de cubiertos, solo atinó a decir: “Ya yo desayuné”.  La instructora sonrió y le hizo una seña para que tomara asiento.  Tardó más de dos horas porque lo que comían en casa no ameritaba tantos cuchillos o tenedores y en el bar siempre era hamburguesa y para eso usaba sus manos.  Jamás tomaba sopa así que evitar el ruido al sorber fue titánico. La instructora tenía paciencia y como la chica era dulce y graciosa no le molestaba repetir todas las veces que se equivocara.  Su aspecto rudo era exterior, tenía una femineidad natural que poco a poco salía a flote. La tarde con la estilista fue de seleccionar trajes para diferentes ocasiones y zapatos que les combinaran, perdió la cuenta de todas las veces que la hizo probarse alguna prenda, incluso ropa interior.  Al principio la dejó escoger a ella y cuando llegó con pantalones de cuero, jeans y chaquetas a juego con algunas camisetas y ropa de color n***o, la hizo devolver todo.  Con los zapatos no le fue mejor, se cayó exactamente ocho veces antes de poder caminar en tacones. A la hora de la cena estaba con su padre en el comedor privado y aprovechó de practicar lo aprendido con los cubiertos, su padre la observaba complacido y halagaba lo bonitas que se veían sus manos con las uñas arregladas. La semana transcurrió entre lecciones con la instructora en la mañana y con la estilista en la tarde, como tenía las noches libres comenzó a leer libros de Administración en una computadora que pusieron a su disposición en su habitación.   *** La mañana del sábado le anunció una empleada que el Sr. Christian quería verla, había un despacho en planta baja y hacia allí la llevó la empleada, cuando entró, él estaba tras un hermoso escritorio de madera tallada y al levantar la vista quedó asombrado, en tan solo una semana habían descubierto a una hermosísima mujer, su cabello, sus ojos, su nuevo vestido, tardó un poco en retomar el control de sí mismo, por nada del mundo permitiría que supiera cuanto le había impresionado su cambio. –Adelante, tome asiento por favor –dijo con una voz impersonal. –Buenos días. –Me han informado de su progreso –como si no lo hubiera notado– y quiero agradecerle. –Gracias a usted por las lecciones, me servirán el resto de mi vida. –¿Su padre está bien atendido? –Sí, mucho, la enfermera es muy atenta, quisiera presentarle a mi padre, si me lo permite. –Por supuesto, vamos. Ella lo siguió y se encontró con un ascensor que los llevó al primer piso donde estaba su padre, al llegar le dijo: –Papá, él es el Sr. Christian –¿Christian Grey? –No, no papá, ¡por favor! –Ah, perdón, me confundí. –Soy Christian Turner –aclaró él, aún extrañado por la confusión– mucho gusto. –El gusto es mío –respondió Eric– y muchas gracias por recibirme. –No hay problema alguno.  Bueno, fue un placer, espero se sienta cómodo. –Sí, mucho. Al salir, Christian le comentó que la enfermera le había sugerido obtener una silla de ruedas para poder llevar a su padre al jardín. –Oh, ella no me dijo nada. –No era necesario decirle a usted, ya la ordené, la traerán en el transcurso de la mañana. –No debió molestarse. –No es molestia, es comodidad para su padre y su cuidadora.  Por cierto ¿cuándo comenzará a llevarlo a las terapias? –Cuando usted comience a pagarme. –Entiendo.  Bueno, eso es todo por ahora. –Hasta luego. “Que tipo más odioso –se dijo a si misma mientras se cerraba la puerta del ascensor– tratando así a las mujeres jamás se casará sin un contrato de por medio”. “Qué mujer más impertinente y atrevida, eso me gano por ser amable, no era necesario restregarme que debo pagarle.  Con esa actitud la única forma de casarse es si la contratan, exactamente como estoy haciendo yo”. Llegó la silla de ruedas y la enfermera llevó a su padre al jardín, ella los acompañó un rato y después se sentó en una banca, tenía sus audífonos y movía la cabeza al ritmo de la música, no se enteró de que Christian Turner la observaba desde una ventana y sonreía al ver sus movimientos.   *** El lunes siguiente al levantarse ya su padre estaba en el comedor desayunando, al verla le dijo: –Hija, hoy comienzo las terapias. Entró la enfermera y confirmó que iniciarían las terapias tres veces por semana a partir de ese día, ella se encargaría de acompañarlo. Harley emocionada, abrazó a su padre y salió a buscar a Christian para agradecerle y además saber cuánto costaría, pero le informaron que ya se había marchado a las oficinas.  Christian nunca almorzaba en la casa según averiguó, tendría que esperar hasta la noche. Estuvo pendiente desde que anocheció y cuando vio llegar la camioneta, bajó a encontrarlo.  Al verlo le preguntó: –¿Podemos hablar? –Sí, claro –respondió Christian extrañado por la seriedad de Harley. –Le agradezco muchísimo que ya mi padre inició las terapias hoy, pero quisiera que me informara cuánto costarán y cuándo debo pagarlas. –Considere el primer mes como un bono adicional por haber aprendido tan rápido todo lo que le enseñaron para ser la esposa que merezco. –Usted se merece una piedra por esposa, pero le estaré eternamente agradecida porque solo quiero el bienestar de mi padre. Dicho esto, dio media vuelta y se retiró a su habitación.  No vio la expresión de Christian que dudaba entre lanzarle un jarrón por su comentario de la piedra o conmoverse por lo que dijo sobre el bienestar de su padre.   *** Al mes, el cambio era considerable y muy notorio, se había develado una hermosa chica con excelente cuerpo, la estilista la vestía de tal forma que destacaba mucho su figura, pero con elegancia y buen gusto, ya era tiempo de que su tío la conociera.  Así que Christian la mandó a llamar y al encontrarse le dijo que le presentaría al tío Edward, sin esperar respuesta de ella se dirigió al ascensor seguido de una nerviosa Harley, así que ambos fueron hasta las habitaciones privadas de Edward Hamilton, entraron y Harley se situó al pie de la cama.   “Ven, acércate por favor”, ella obedeció y él le pidió que se sentara al borde de la cama y le dijo: –Eres muy hermosa. –Gracias Sr. Hamilton. –Te ves muy joven, ¿qué edad tienes? –22 años. –¿En serio?, parecen menos aún. Harley solo sonrió. –Me gusta tu sonrisa, es muy dulce. Christian estaba satisfecho y dijo que ya debían retirarse para que el tío descansara.  El protestó diciendo: –¿De qué me voy a cansar si no salgo de la cama? –¿Se ha sentido mejor? –preguntó Harley. –A veces sí, pero como no sé bien lo que tengo, entonces no sé si estoy mejorando o si es que ya no siento nada. –Ay por favor, no puede ser.  –Harley reía y el tío también. –Por favor, ven a visitarme cuando quieras. –Lo haré con mucho gusto. –Entonces, ¿mañana? –preguntó el tío con ansiedad. –Mañana será. –Gracias, gracias. Se despidieron y Christian quedó intrigado con la reacción de su tío ante la chica.  Pero era mejor así, si le agradaba todo sería más fácil.  Al salir de la habitación del tío Edward, Christian le comentó: –¿Sabe?, recordé que cuando me presentó a su padre él me dijo Christian Grey. Harley abrió mucho los ojos y contuvo la respiración, quedó en silencio aguardando a ver qué más decía Míster Simpatía. –Y lo investigué –continuó él– es un personaje de unas películas muy particulares ¿a usted le atrae eso? –No me atrae el sadomasoquismo, me gusta todo el romance que rodeó su relación, fue un noviazgo, hubo un matrimonio y formaron una familia, todo normal. –Es bueno saberlo –afirmó enigmáticamente– y agregó: vamos al despacho por favor. Al estar en el despacho la invitó a sentarse, él se situó frente a ella y comenzó a hablar: –En 30 días será la boda, la haremos aquí, un evento íntimo, vístase como prefiera con vestido de novia o no, póngase de acuerdo con la estilista si necesita algo para ese día, tendremos habitaciones privadas porque para todo el personal usted será mi esposa de hecho y así debe comportarse, mi tío sabe todos los aspectos del acuerdo entre nosotros, es claro que si tuviera novia no haría esto, pero nunca me he preocupado por conquistar a ninguna mujer para someterla a mi discapacidad.  Solo le pido que cumpla con el contrato para que mi tío muera tranquilo, no quiere dejarme solo. –Me agradó mucho su tío y espero que no le moleste, pero realmente quiero visitarlo mañana. –Puede hacerlo, mi tío es muy amable y siempre fue muy activo –expresó Christian con un dejo de tristeza en su voz. –¿Podrá recuperarse? –Físicamente no pueden hacer nada más, es su espíritu el que está abandonando su cuerpo, así que está preparado mentalmente para irse pronto. –Lo lamento, de verdad. –Gracias.  En estos días la vi con unos audífonos y casi bailaba, ¿qué música escuchaba? –Los Rolling Stones. –¿En serio? Es de imaginar, el rock es la música de los motociclistas. –Así es –respondió sonriendo.  Bueno, con su permiso, me retiro, buenas tardes. –Buenas tardes. Christian la vio salir y pensó que era la primera vez que hablaban sin discutir.   *** Al día siguiente Harley preguntó si el Sr. Edward estaba disponible para visitas y le dijeron que sí, que estaría encantado de recibirla.  Harley primero pasó a saludar a su padre, le dio un beso en la frente y se dirigió a la habitación de Edward Hamilton, tocó y le respondieron: –Adelante. –Hola, buenos días, vine a cumplir mi promesa. –Muchas gracias, ven siéntate aquí –señaló el borde de la cama junto a él– háblame de ti. –Mi historia es sencilla, mi madre falleció al darme a luz así que fui criada por mi padre en un mundo de motocicletas, sé conducirlas y repararlas –acotó con entusiasmo.  Estudié hasta la preparatoria, gané una beca a la Universidad, pero mi padre tuvo un accidente y no pude estudiar más.  Me gustan las películas de súper héroes, la música rock y leer. –¿Cuáles súper héroes Superman y Batman? –Prefiero al Capitán América, Thor, Hulk, Doctor Strange y otros más. –Oh, me quedé corto, ja ja ja ¿y qué lees? –Leo de todo, pero mis favoritos son J.K. Rowling por Harry Potter y J.R.R. Tolkien por El señor de los anillos.  Aunque ahora estoy leyendo libros sobre Administración. –¿Por qué Administración? –Para tener mi propio negocio algún día. –En la biblioteca hay libros de Administración, puedes tomarlos. –Muchas gracias. Entró una empleada para darle masajes al Sr. Hamilton, entonces se despidieron.  Antes de que Harley saliera, Edward Hamilton le dijo: –Puedes volver otro rato en la tarde, si quieres. –Sí, por supuesto, hasta pronto. Era como un abuelo y ella no había conocido a ninguno.   *** Almorzó con su padre, quien tenía mejor semblante cada día, eso la emocionaba y hacía que valiera la pena todo, aunque hasta ahora no tenía ninguna queja, salvo del trato frío y distante de su futuro esposo.  Llamó a la estilista, quería arreglarse para el día de la boda e impresionar a Christian aunque no sabía bien por qué. Volvió donde el Sr. Hamilton y le preguntó: –¿Ya almorzó? –Sí, un poco ¿y tú? –Comí con mi padre. –¿Qué tiene él? –Tuvo múltiples fracturas en la columna, brazos y piernas por su accidente y se le hace muy difícil estar de pie o caminar, pero comenzó rehabilitación hace 3 semanas, espero que eso lo ayude. –Eres buena hija, serás buena esposa. –¿Usted está realmente de acuerdo con el matrimonio de su sobrino? –Cumplirá 30 años muy pronto y no ha querido tener novia por su condición, yo jamás me casé y mírame en una gran mansión llena de empleados, no quiero eso para él y si la única forma era con alguien que aceptara casarse a cambio de un beneficio económico, está bien.  El truco es que el matrimonio debe durar 7 años y ahora que te conozco, confío con todo mi corazón que en ese tiempo ustedes dos se enamoren porque deben convivir, tratarse, conocerse y tú eres muy dulce y amable, son grandes cualidades en una mujer. Hasta ese momento Harley no había pensado en esa posibilidad y a su pesar, se estremeció ¿enamorarse del hombre que la trataba con tanta indiferencia? ¿de Míster Simpatía? Edward Hamilton la invitó a jugar ajedrez y cuando ella dijo que no sabía, comenzó a explicarle, así pasaron el tiempo hasta que le trajeron la cena, ella se despidió anunciando que cenaría con su padre y prometió regresar al otro día. Mientras cenaban le comentó a su padre sobre el tío Edward y lo que esperaba con la duración del matrimonio.  El padre le preguntó: –¿Tú crees que podrías enamorarte de él? –No papá es el ser más odioso, intragable, prepotente, antipático y frío del mundo. –Entonces te gusta bastante, ¿no? Miró a su padre horrorizada y no le respondió.
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