SARAH

942 Palabras
CAPÍTULO 3 - SARAH Tener una suegra, ¿Para qué? Mucho se dice de las suegras. Mucho se ha escrito sobre ellas. No he tenido buenas experiencias. Un término, una raíz sin etimología. Alguna vez conocí a una y era tan mala y celosa de su hijo, que me convidó sopa el día que me conoció, sabiendo que era lo único que no tomaba. Ella deseaba que su hijo volviera con la penúltima. Cuando lo fui, me adoró. Pero no eras vos, Sarah. ¿Qué significa soñar con la suegra? Si en la experiencia onírica tu suegra se muestra de buen humor, es probable que las cosas entre tu pareja y tú estén marchando bien. En cambio, si el malhumor está presente durante el sueño, debes considerar una reevaluación sobre la manera en que se está llevando la relación. Dicen. Si hubiera sabido lo de los sueños, lo hubiese consultado a tiempo. En definitiva, el día que conocí a mi suegra, fue fatal. En realidad, no fue en ésa ocasión, pero todo suma. La primera vez que me vio, fue cuando fui a buscar a Jimmy a la puerta de su casa. Íbamos a salir y yo estaba con todas las galas, épocas florecientes, de vacas gordas para mí, en fin. Por entonces yo era Carrie Bradshaw. Gozaba de muy buenos ingresos, la mitad era para ayudar en la casa de mis padres, aunque nunca me pidieron nada, no hizo falta. ¡Gracias por todo lo recibido! Y el resto lo gastaba en mí. Vestía un pantalón a cuadros que estaban muy de moda, un suéter delgado en composé, y un abrigo largo, casi hasta los pies. No tacones, Jimmy era bajito. Zapatos con cordones, súper cancheros. Era una muchacha sugerente y personal y eso se notaba. Muy diferente a mi suegra, conservadora y con cara de poco carácter, hasta que la desenmascarabas. A su lado mi cuñada, que, sin conocerme, claramente se puso de su lado, en una muestra inefable de que la mala pasaba a ser yo ja ja ja ja. Esto que cuento, o sea la descripción hasta de mi atuendo, tiene que ver con marcar quien era y en quién me convertí. Pueden decir que nadie obliga a nadie a cambiar. Es verdad. Todo sufre un proceso. El tema es que, en aquel primer enfrentamiento, me quiso. Yo había sacado de la noche y alejado de los malos hábitos, a su hijito. Distinto fue cuando se enteró que también me iba a casar. Supe que Jimmy estuvo de novio como 10 años antes de mí, y no lograron que contrajera matrimonio ja ja. Yo sí pude. ¡Ja ja! A mi favor digo que él me impulsó, me desafió a hacerlo. Por entonces era una muy buena vendedora, trabajaba en el área de mercadotecnia de una empresa grande, próspera. Vender no es para cualquiera. Muchos lo intentan y van quedando por el camino. Era naturalmente aceptada, personalizaba el tratamiento hacia los clientes, y las ofertas. Convencía, y era muy buena en lo mío. La primera en el ranking ja ja. De hecho, entré a la sociedad conyugal con un vehículo 0 kilómetro, y muchos dólares. Mi suegro tenía una mano muy verde. En su jardín, había variedad de helechos, tan sanos, tan exuberantes que me daba ganas de tenerlos a todos. Él era severo, directo, a veces cruel. Nadie parecía aceptarlo, mi suegrita se encargaba de fomentar eso, le hacía tan mala prensa que cuando lo conocías ya mostrabas los colmillos. Con los años supe que no podía ser mejor, que añoraba un poco de amor y cuando lo recibía ni siquiera lo podía disfrutar. Un pobre hombre. Muy trabajador, dedicado a su casa y familia. Amó, a mi hijo por sobre todas las cosas. A mí, me respetaba. El día en que Sarah, me trajo un gajo del maravilloso y verde helecho que tanto deseaba, se lo quité de las manos y corrí a plantarlo. En mi arrebato, incliné demasiado el envase, y se abrió el pan de tierra, se partió a la mitad y expulsó una cinta negra anudada, rara. No me dio buena espina, ¡no! y la tiré, ¡la toqué oh, la había tocado! Sin certezas, las busqué preguntando al sobrino de una amiga que era pai de santo Umbanda, de la línea blanca. ¿Qué me podía pasar? La Umbanda es una religión espírita y ecléctica fundada en Brasil a principios del siglo XX como una forma de culto a sus ancestros. El pai en definitiva me sugirió, no sin antes haberse preocupado, que quemara la cinta y que dejara la planta donde la puse, me dijo que no habría tenido que ponerla en tierra, que apenas la tocó, el maleficio estaba en marcha. Que Sarah lo hizo para separarnos. Demás está decir que el helecho se hizo gigante y mi relación empeoró. Hasta Dorothy empezó a tener problemas para llegar a mi casa. Cuando pudo se abocó a -sanarse- como decía. Una quema de laurel, cáscara de naranja, azúcar y bendiciones salidas del corazón, hacen milagros. Aceptar que me había traído una fechoría diabólica en un ser vivo, era impensado para mí. Lo más curioso fue ver el recipiente donde se desarrolló este magnífico ejemplar de helecho, era de plástico, enteramente cerrado. Luego me detuve a pensar por dónde drenaba el agua. Tenebroso. ¿Se puede ser tan egoísta? ¿O exagero? Olvidarse que él me amaba, que destruía una pareja… La relación entre ambos madre/hijo era enfermiza. Eso concluí con el tiempo. De nuevo las “chicas” volvieron a pasar. -La próxima las saludo y me presento- juré.
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