CAPÍTULO 23 - LA SORPRESA Y por fin el mar, amado, soñado, inconmensurable. Antes de ir al hotel le rogué a Ely que bajáramos a la playa. A pesar del cansancio, después de tantas horas, abrazar al rebelde era como recuperar al Jimmy perdido. También recuperamos la señal del celular, y empezaron a entrar un millón de mensajes. Era previsible, pero primero el grandioso y luego lo terrenal, concluimos. Nos tomamos las manos y corrimos como niñas a su encuentro. En Chile, en la zona que visitamos por entonces, el sol sale luego del medio día. No importaba, a su vera, nuboso, el mar siempre nos hace felices. Tiramos una lona de playa y nos sentamos a charlar, calmadas, satisfechas, agradeciendo el estar. ¡Por fin! Fue entonces que comenzaron las señales. ¡Qué país especial! Un nombre com

