NARRA NOAH El día que ví a James, bajando de aquel automóvil, junto a aquella chica, sentí que el mundo se me acababa y se me venía encima. Pero, ni tal acontecimiento, tuvo tanto impacto en mi vida, como lo que mis oídos acababan de escuchar. Por un instante, uno tan largo que parece eterno, siento que el mundo se detiene. Un zumbido ensordecedor se instala en mis oídos y las entrañas se me apretujan, como si una fuerza poderosa las estuviera comprimiendo. Pestañeo varias veces para salir de mi cataclismo y, cuando recupero el poder sobre mi voz, lo único que puedo hacer es farfullar. —Disculpa, ¿qué? Lo único que espero es haber escuchado mal o ser tan bruta, que he entendido mal. —El que sale a mi lado en esta fotografía, es Kai, mi hermano. Nuestro hermano —corrige, dándome la e

