Cap. 2: Shhh shhh shhh, calma, calma

2210 Palabras
PDV Anne: – Discúlpame amiguita, nunca lo había visto actuar así, estaba en plena acción de conquistador, tal vez tengas algo de razón y la pobre de Steph no mintió tanto como el tipo les hizo creer a todos – me dice Lu bastante sorprendida y un poco desconcertada por como el “guapo” de Kyle se estaba comportando frente a toda la bola de residentes. No sé cómo o por qué, pero nunca me ha caído bien el tipo ese, es bastante engreído y aunque todas lo siguen a todos lados o se le tiran prácticamente encima, yo de alguna forma lo encuentro, no sé, desagradable. Después de reírnos hasta que nos dolió el estómago, nos lavamos las manos, y cuando por fin salimos de nuestro refugio temporal, conforme íbamos de regreso hacia la mesa, veo como todos los de nuestra mesa se empezaban a poner de pie, entregando billetes a una atractiva mesera, nos apresuramos para acercarnos a ellos y nos indicaron que ya habían pagado toda la cuenta y que ya era hora de salir para incorporarnos al desfile. Sonreí, eso suena muy exótico, pero todo en Nueva Orleans es exótico de un modo u otro. Salimos a las calles, y nos colamos entre la gente. Vamos avanzando todos juntos, por en medio de la calle, siguiendo una enorme y colorida figura de un arlequín que mueve los brazos y gira la cabeza, vamos bailando y cantando, saltamos en algunos momentos, y obviamente todos traemos una yarda en la mano, la mía es simple cerveza, pero he decidido hacer como que bebo, ya que no quisiera emborracharme de más y terminar misteriosamente en la cama de alguien desconocido, o peor aún, en la casa de Kyle. Vengo levantando las manos, al ritmo de la música, dando pasos con las rodillas ligeramente dobladas, y no hay forma de describir lo que siento en este preciso momento, me alegro de que Lucile me haya obligado a venir, esta experiencia es inigualable. Nada que haya vivido en mi pacífico Charlottesville, ubicado al centro del estado de Virginia, por si no han escuchado hablar de él, que es lo más seguro, bueno, nada ahí, ningún festival o desfile organizado en mi ciudad natal se asemeja a esta algarabía, a esta alegría y a estas ganas de vivir que me provoca esta excéntrica pero maravillosa experiencia, siento la magia del ambiente rodearme, toda la noche nos cubre de un manto de misterio, de sexy complicidad y de una sensación que me recorre el cuerpo entero, despertando unas ganas inmensas de vivir, de vivir todo, de vivir mas, de disfrutar mi vida. Levanto la cabeza al cielo y justo en el centro veo la luna, que apenas noto tiene una apariencia inusual, se ve extrañamente muy bella, aunque bastante anormal, la admiro un par de segundos más y después la ignoro, cierro los ojos, pero sigo avanzando, estoy siendo, en cierta forma, llevada o empujada por mis amigos y la gente a nuestro alrededor, extiendo los brazos hacia arriba y por un momento siento como si flotara, estoy sobre una nube, ¿será el alcohol hablando?, ¿o sólo es el cansancio?, ¿el extraño par de bebidas azules que me tomé en el bar habrán hecho estragos en mi cansado cuerpo? Me decido a ignorar toda lógica que mi educado y científico cerebro me está lanzando sin parar desde hace un buen rato, pero cuando siento un repentino jalón, pierdo el equilibrio y siento que voy a caerme, lo que me hace abrir los ojos por miedo a caer en medio de la calle y morir aplastada por una multitud de personas alcoholizadas, la sensación que me llenaba de alegría se pierde al instante, de pronto sentí como si mi corazón hubiera sido apretado, se sintió como me imagino que se sentirá que te aprieten el corazón cuando el cardiólogo lo sostiene en su mano en medio de una cirugía a corazón abierto, busco a mi alrededor y al parecer nadie me ha tocado ni empujado, nadie me mira, pero siento, no, sé que alguien me está mirando. Sin comprenderlo del todo, empiezo a abrirme camino entre la apretada muchedumbre y cuando pongo un pie sobre la banqueta, la veo, a ella, es una mujer hermosa, y no sé por qué o cómo es que lo sé, pero estoy segura de que es ella quien me ha estado jalando desde un principio, lo hace sin pausa, fuertemente, hacia ella. Todo mi cuerpo está tenso y siento un escalofrío recorrerme, trato de detenerme, pero mis pies no me obedecen, es una extraña sensación, como si estuviera fuera de mi cuerpo y pudiera ver todo desarrollándose desde arriba, mis piernas siguen avanzando como si poseyeran voluntad propia, acercándome más y más, con cada paso, a la hermosa y misteriosa mujer. La veo, fijamente, y no entiendo por qué no tengo la menor idea de su edad, siempre suelo presumir lo buena que soy adivinando las edades de las personas, pero ella es un enigma. Su oscura, suave y tersa piel no muestra ni una sola arruga, pero sus cabellos, llenos de hilos plateados, me hacen saber que es una persona mucho mayor que yo, puede que incluso mayor que mi madre. No sé qué me pasa, pero siento una enorme atracción hacia ella, y yo no le hago a eso, obviamente no es algo s****l, pero siento una inexplicable atracción, pulsante, hacia ella. Cuando estoy a unos cuantos pasos, ella se sonríe y me hace ligeras señas con su mano para que me termine de acercar, e inexplicablemente lo hago. Me detengo frente a la pequeña mesa improvisada, que está cubierta por un mantel n egro y que tiene encima muchas cosas, que ahora que las inspecciono con más atención, son muy extrañas, hay varios feos y escalofriantes muñecos de vudú, amarrijos de extrañas hierbas con tiras de lo que al parecer son pieles, creo que de varios animales, pulseras, pendientes, piedras de muchos colores, velas de colores oscuros, espejos, no entiendo a qué se dedica, pero antes de formarme ideas, ella se inclina para buscar algo debajo de la mesa, parece encontrarlo, se endereza y de pronto extiende su mano hacia mí, mostrándome una pequeña bolsita de terciopelo azul marino, afloja con mucho cuidado el listón que la mantiene cerrada, y la veo vaciar el contenido de la bolsita sobre la palma de su otra mano. Un pequeño montón con brillo metálico se muestra ante mí, inspecciono su mano con detalle y es cuando noto que es una cadena metálica, de color plateada, o tal vez de plata, no estoy muy segura pero brilla reflejando la luz de un foco que está encendido en la pared sobre la mujer y que la ilumina. Ella de pronto voltea su mano y deja caer el objeto, pero de alguna forma sostuvo la pieza y ahora extiende su mano hacia mí. Es un hermoso dije, de forma esférica, con pequeños detalles con diseños en la pequeña bolita de metal, cuelga de la cadena, y veo que la joya es muy linda e interesante. – Tómalo – alarga la palabra y hace una pausa esperando a que yo le diga algo – Anne – le digo, y no sé ni por qué le dije mi nombre – Oh, que lindo nombre, tómalo señorita Anne – – Doctora Preston – no entiendo por qué le estoy dando mis datos personales a una completa desconocida, si siempre suelo ser bastante paranoica con el manejo de mi información privada, a causa de una vez que le intentaron robar su identidad a mi descuidada madre – La hermosa Doctora Anne Preston, el dije te ha elegido esta noche de luna de sangre y está completamente cargado – no entiendo de qué habla la mujer, y tiene un acento y una forma de decir las palabras que me hacen dudar que sea de esta época – ¿Qué me ha elegido un dije?, eso no es posible – le digo con un gesto de incredulidad, que mi madre siempre me ha criticado y que me ha dicho que es muy molesto, pero lo hago inconscientemente – No es un dije cualquiera, es una joya muy especial – lo tomo sin pensarlo y lo admiro por un par de segundos, la joya es realmente extraordinaria, tiene tallados y diseños en la pequeña esfera así como en la cadena, es muy impresionante, nunca había visto este nivel de detalle en un accesorio y menos con tanto detalle – póntelo – y no sé ni porqué, pero lo hago – Es muy lindo, ¿cuánto cuesta? – El dije no tiene precio, es invaluable – no entiendo los acertijos de la mujer, y eso me causa una pequeña irritación – ¿Entonces no está a la venta? – Así es, ese dije no se puede vender, pero es tuyo, sólo tiene una condición – – ¿El dije es mío?, entonces debo pagar por él – – ¿Quieres pagar un precio justo? – me dice la mujer con esa voz tan profunda que tiene, es como una caricia al oído o como un arrullo de una madre en medio de la oscuridad, se siente extrañamente muy bien, quiero escuchar su voz de nuevo, sin importar que me diga, yo quiero que ella me siga hablando, así que asiento, rápidamente y sin pensarlo mucho – el no negociable y verdadero precio, es algo muy fácil, lo único que debes hacer es, no quitártelo, no te lo puedes quitar, nunca, en ningún momento del día o de la noche, y así el dije te protegerá de todo peligro, de todo mal, de los demonios, de las tragedias, sólo no te lo quites en ningún momento y por ningún motivo, ese es el único precio que debes pagar – – Ah, mmm, yo no creo en ningún ser supremo ni en cosas como los demonios, algo así es, digo, soy doctora y – – ¿Crees que hay personas buenas y malas? – lo pienso un poco y entonces asiento – entonces el dije te protegerá de las personas malas, sólo no te lo quites – – Ey, aquí estás, me preocupaste – la voz de Lucile me distrae de lo que la mujer me estaba diciendo – Aquí estoy Lu – – ¿Qué haces viendo todas estas cosas de hoodoo (suena judu)? – me dice al oído – ¿Hoodoo? – le pregunto y ella me hace “shhh” – Falsas cosas de vudú para turistas – finalmente me explica, de nuevo al oído – Oh – volteo a ver a la mujer, quien no ha dejado de mirarme – debo – – Vaya, hermosa doctora Anne Preston, sólo recuérdelo, no se lo quite, en ningún momento. Asiento y Lucile empieza a jalarme hacia la gente, avanzamos un poco, y cuando volteo hacia atrás, la mujer aún me mira, con esos ojos negros, tan intensos, siento que choco con alguien mientras me jala de la mano Lucile, miro hacia el frente y a lo lejos distingo a nuestros compañeros, pero cuando vuelvo a mirar a la esquina, la mujer ya no está, ni su mesa, ni sus cosas, sólo se esfumó, eso fue muy raro, no creo haber tardado tanto en mirar de nuevo hacia atrás, ¿o será que ya estoy muy borracha y he empezado a alucinar?, aunque creí no haber bebido tanto, aunque el cansancio puede estarme afectando, pienso en irme a mi casa y no despertar hasta dentro de tres o cuatro días, ay sí, ajá, como si fuera eso posible, pero bueno, se vale soñar. Seguimos tomando y bailando, hasta que siento que ya no puedo seguir más, mis piernas me duelen y se niegan a seguir bailando, recuerdo haberle pedido a Lucile que ya era hora de que me llevara a casa, creo, supongo, que era su voz, o la de alguna de las chicas, una voz femenina que me dijo que ya nos iríamos, que el auto ya nos estaba esperando, no supe ni cómo ni a qué hora regresé a mi casa, supongo que debí haber perdido el conocimiento durante el viaje de regreso, en el auto. Estoy entre dormida y despierta, pero trato de mover mis manos y piernas, para formar un imaginario angelito, como siempre lo hago para sentir la suavidad de mis sábanas de algodón egipcio de cuatrocientos hilos, pero algo extraño sucede entonces, mis extremidades no me responden y mis sábanas no son tan suaves, trato de abrir los ojos, pero los siento tan pesados, siento algo extraño, y me empiezo a sentir un poco temerosa, aún así, los ojos se resisten a abrirse, un movimiento en la orilla de la cama, como si alguien se subiera en ella, es lo que finalmente me hace darme cuenta de que no estoy sola, que ésta no es mi cama, y que yo no estoy en mi casa, entonces ¿en dónde rayos es que estoy? – Shhh shhh shhh, calma, calma – traté de girarme, de moverme, de hablar, de gritar, y nada, hey, esa voz, yo sé de quién es esa voz, es de Kyle – Ka, Kai, ¿Kyle? –
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