POV ADRIEN LOWELL —Puedo presentársela con todo el gusto —le respondo—. Pero, primero, debo hablar con ella. Y, además, no creo que ella sea el tipo de mujer que ustedes aprobarían para ser la Primera Dama. Hace un gracioso gesto de sorpresa y confusión, y pregunta: —¿Por qué no? Esbozo una leve sonrisa, al traer el aspecto de Mikaela a mi memoria. La verdad, ni siquiera es el tipo de mujer que a mí me gusta. Ella es aún una niña, con su cuerpo lleno de tatuajes, sus perforaciones, su estilo de vestimenta tan extraño, y ese carácter tan rebelde, tan fiero, arrogante, prepotente, malcriado, indomable y berrinchudo. Por dentro me río. «!Qué irónica es la vida!» Si de verdad es amor lo que yo siento por ella, que extraño es el amor. Nos hace enamorarnos de la persona más opuesta a

