Kaelin
El clima comenzaba a despejarse cuando llegamos al territorio de los Goldfangs. Dom, Rhea y Samara nos estaban esperando.
—Kaelin, ha sido muy aburrido aquí sin ti —dijo Rhea, abrazándome.
Reí y la abracé con fuerza. Recordaba los días en que no estaba tan ansiosa por mostrar este afecto físico a nadie, hombre o mujer. Ahora era casi tan rápida con sus abrazos como cuando nos conocimos por primera vez. Estaba feliz de que estuviera sanando tan bien.
—Me alegra que te sientas mejor, Kaelin —dijo Dom mientras lo abrazaba por el cuello. Sus abrazos siempre eran cálidos y reconfortantes.
—Es bueno ver que te estás adaptando, Samara —dijo Alaric—. Espero que estés cómoda.
—Lo estoy. —Sus ojos se iluminaron mientras sonreía. Samara ya no llevaba el vestido de lino que ocultaba su cu
