Kaelin
En cuanto me senté la mañana siguiente, una ola de náusea me lanzó al baño. Alcancé el inodoro antes de que todo lo que había comido la noche anterior subiera por mi garganta. Me obligó a arrodillarme, y mis manos se convirtieron en garras mientras me aferraba al borde del tazón.
Una mezcla de vergüenza y temor me golpeó mientras tosía y escupía en el inodoro. ¡Maldita sea! ¿Y si Alaric descubre que estoy embarazada antes de que pueda decírselo? ¿Se molestará porque no se lo dije anoche? ¿Estará enojado por el momento del embarazo en general?
Cerré los ojos con fuerza e intenté alejar la náusea. Necesitaba calmarme. Entrar en pánico ahora solo empeoraría todo. No había manera de fingir que todo estaba bien cuando regresara allá afuera. Tendría que descubrir cómo se sentía Alari
